domingo, 10 de agosto de 2014

Dr. JOSE GESTO RODRIGUEZ, CONSEJERO PRIVADO, MAESTRO EMERITO, POST-DOCTORADO, LORD OF THE MANOR OF LECKHAMPSTEAD, UK

JOSE GESTO RODRIGUEZ, CÁTEDRATICO DE DERECHO INTERNACIONAL Y RRII

Dr. JOSE GESTO RODRIGUEZ, CATEDRÁTICO DE DERECHO INTERNACIONAL Y RRII





CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA Y ADMINISTRACIÓN







"Hay muchos/as profesores/as y pocos/as dignos/as de tal nombre. Un/a buen/a profesor/a es aquella persona que siente una verdadera pasión por el conocimiento y además es un/a gran comunicador/a".José Gesto Rodríguez, P.h.D, 5


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"En una sociedad del aprendizaje cuanto más altas sean las responsabilidades, mayor será la necesidad de aprender". Wiesenthal H.



"Universities won´t survive. The future is outside the traditional campus, outside the traditional
classroom. Distance learning is coming on fast"​.
Peter Drucker





"La principal  función del gobierno de una sociedad del conocimiento consiste precisamente en establecer las condiciones de posibilidad de la inteligencia colectiva". Daniel Innerarity


Conferencia  prevención del acoso escolar, Tepic, Nayarit, México, Oct. 2015

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"El espíritu de un guerrero no está orientado a quejarse, ni está orientado a ganar o perder. El espíritu de un guerrero sólo está orientado a la lucha, y cada lucha la vive como si fuera su última batalla en la tierra". Carlos Castaneda


 El hombre mediocre aspira a confundirse en los que le rodean; el original tiende a diferenciarse de ellos". José Ingenieros


"Los diarios sólo tienen dos cosas verdaderas: el precio y la fecha". Obdulio Varela, Futbolista Uruguayo



JOSÉ GESTO RODRÍGUEZ



«Si has perdido dinero, no has perdido nada, puedes recuperarlo con un buen negocio. Si has perdido el honor, has perdido mucho, pero puedes recuperarlo mediante un acto heroico. Si has perdido el coraje, lo has perdido todo». Frase inscrita en un edificio de una ciudad alemana.


"Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho". Ramón Llull 



"Nada espero del hombre satisfecho que no siente falta de algo además de sí mismo. Es la criatura selecta, y no el hombre masificado, quien vive para servir. La vida no tiene sabor sin servicio". José Ortega y Gasset

   "Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad (Homilía 2 de abril de 1978)".


Monseñor Oscar A. Romero, Arzobispo de la Republica de El Salvador, asesinado por defender la verdad. Si existe DIOS, Monseñor Romero es DIOS en persona. Gracias papa Francisco por hacerlo Santo. José Gesto




JOSE GESTO RODRIGUEZ, JOSE GESTO, CONSEJERO PRIVADO
JOSÉ GESTO RODRÍGUEZ


"El individuo siempre ha tenido que luchar para no ser
abrumado por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás sólo y a veces asustado. Pero ningún precio a pagar es demasiado alto por el privilegio de ser dueño de ti mismo". Nietzsche






Amor Infinito






"La confianza del guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la aprobación a los ojos del espectador, y a eso lo llama certeza. El guerrero busca ser impecable frente a sí mismo, y a eso lo llama humildad. El hombre común está ligado a sus semejantes; el guerrero está conectado al infinito". Carlos Castaneda







JOSE GESTO RODRIGUEZ



"Transigir con alguien que comete un acto indigno, equivale a aprobar ese acto". José Gesto Rodríguez


"Por la libertad así como por la honra Sancho, se debe aventurar la vida". Miguel de Cervantes


"Durante 20 años hay que impedir que este cerebro piense". Fiscal fascista que sentenció a Antonio Gramsci a 20 años de cárcel.


"La gente se siente sola porque construye muros en lugar de puentes". John Newton



"La educación universitaria tiene estampada una fecha. Antes de esa fecha eres estudiante y después de ella, de la graduación, eres abogado, arquitecto, ingeniero, científico… Pero todos sabemos que eso no es verdad, que es muy arbitrario, que la enseñanza es una tarea para toda la vida, que realmente después de esa fecha no cambiaba nada. De hecho hay carreras que duran más o menos años según el país y cualquier título que consigas pierde su validez al cabo del tiempo.
Así que aquí va mi idea: las universidades deberían protegerte de la “obsolescencia de los títulos”. ¿Cómo? Pues a través de actualizaciones de tus estudios. Se podrían hacer cursos  para después del trabajo, que duraran un mes o dos y sirvieran para refrescar lo aprendido y actualizar conocimientos. Serían cada diez años, además serviría para reencontrarse con los que fueron tus compañeros de Universidad y retomar viejas amistades que con el paso del tiempo se han ido perdiendo . De esta manera después de 10 años de obtener su título, los médicos tendrían una buena actualización de sus conocimientos sobre todo lo que se ha desarrollado en los últimos 10 años en la medicina o los ingenieros informáticos se adaptarían a los enormes cambios que supone una década en el avance tecnológico. Al final sería como una actualización de software, de firmware o de una aplicación del móvil pero por parte de tu universidad, que además te garantizaría un título para toda la vida". Martín Varsavsky, Agosto 2014







Dr Jose Gesto
JOSE GESTO RODRIGUEZ





Mi Sol







Comida con Don Antonio Saez del Castillo, posterior a la entrega del Dr.h.c. del Instituto MATATIPAC, Tepic, México, en compañía de su familia y amigos en Madrid.









Mi Princesa
 



"Meditar es singlar, marinear entre problemas, muchos de los cuales vamos esclareciendo. Tras cada uno se divisa otro de costas aún más atractivas , más sugestivas. Sin duda reclama esfuerzo, constancia e ir ganando a los problemas el  barlovento, pero no hay delicia mayor que llegar a costas nuevas...". Ortega y Gasset

"Todo esfuerzo intelectual que lo sea en rigor nos aleja solitarios de la costa común... y nos sitúa sobre <pensamientos insólitos> paridos en nuestra meditación". Ortega y Gasset

"Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho". R. Lulio

"Para regir bien una sociedad de hombres mediocres y volubles, hay que ser mediocres y volubles como ellos". J. Goubert





































Trabajo Académico







“El conflicto del Sáhara Occidental”





Autor: José Gesto Rodríguez



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RESUMEN

El presente trabajo pretende adentrarse en el proceso de descolonización del Sáhara y el conflicto que tiene lugar todavía hoy en día entre el Frente Polisario, que reclama el territorio colonial para la República Árabe Saharaui Democrática, y el gobierno de Marruecos, que ocupa cerca del 85% del territorio que un día fue colonia española. El proceso de colonización, que se inició en un momento muy particular de la Historia de España, finalizó también en un momento muy convulso, lo que quizá haya provocado una situación política que aún está por resolver.
Ni los intentos de la comunidad internacional, personificada en la Organización de Naciones Unidas ni los gobiernes de ocupación y liberación han sido capaces de llegar a un acuerdo que permita a la población saharaui recuperar su libertad.

Palabras clave: Colonización; descolonización, Sáhara, ONU, España, Marruecos, Frente Polisario.




ABSTRACT
This study aims to delve into the process of decolonization of the Sahara and the ongoing conflict, Even nowadays, between the Polisario Front, which claims the colonial territory for the Sahrawi Arab Democratic Republic and the government of Morocco, which occupies almost 85% of the territory that was once Spanish colony. The process of colonization, which began in a very particular moment in the history of Spain, also ended in a very turbulent time, which may have caused a political situation that is still unresolved.
 Neither attempts by the international community, embodied in the United Nations Organization, nor the occupation and liberation governments, have been able to reach an agreement that would allow the Sahrawi people to regain their freedom.

Key words: colonization, decolonization, Sahara, UN, Spain, Morocco, Polisario Front












SUMARIO

Introducción                                                                                                             6
Capítulo I: Cuestiones previas                                                                              10
            1. Geografía                                                                                                10
            2. Demografía                                                                                             12
            3. Economía                                                                                                15
            4. Educación                                                                                               16
            5. Evolución histórica del Sáhara                                                             17
Capítulo II: El periodo colonial                                                                               20
            1. La colonización del Sáhara                                                                   20
            2. Nacionalismo y resistencia                                                                   23
            3. El nacimiento del Frente Polisario                                                       26
            4. La decadencia española en el Sáhara                                                28
Capítulo III: Descolonización y conflicto                                                               30
            1. El fin del Sáhara español                                                                      30
            2. La ocupación marroquí                                                                          31
            3. El conflicto saharaui: la guerra de resistencia                       
   del Frente Polisario                                                                                 31
            3.1. Fases de la guerra                                                                  33
                        3.1.1. El Frente Polisario vs. Mauritania                          33
                        3.1.2. La reacción de Marruecos                                      35
                        3.1.3. Del estancamiento militar
                            a las conversaciones de paz                                         37
3.2. Fases de la paz                                                                       38
                        3.2.1. El Plan Baker y otros intentos de acuerdo            38      
                        3.2.2. El Plan Baker II                                                         39
                        3.2.3. Últimas tentativas de paz en el Sáhara                 40
            3.3. El papel de la ONU en el conflicto                                         41
4. La situación de los derechos     humanos                                                      en el Sáhara Occidental                                                                                   44
5. Relaciones internacionales: los actores del conflicto             48
Conclusiones                                                                                                          55
Referencias bibliográficas                                                                                    57


















INTRODUCCION
IMPERIALISMO Y COLONIZACION


Al mismo tiempo que se desarrolla la Segunda Revolución Industrial y se consolida el capitalismo en Occidente, existe un proceso de expansión de las sociedades europeas hacia el resto del mundo (LANGHORNE, 1999: 22). Este fenómeno tiene profundas raíces en la cuestión demográfica -se ha creado un excedente de población que conllevará fuertes migraciones intercontinentales-, en la economía -existe la necesidad de exportar capitales y mercancías excedentes, y de controlar las fuentes de materias primas-, y finalmente, encontramos también raíces políticas e ideológicas -consideraciones estratégicas entre estados y la “misión” civilizadora de Europa (WABGOU, 2012: 37).
Esta expansión extraeuropea permite calificar la coyuntura histórica del último tercio del siglo XIX y principios del XX como la etapa inicial del imperialismo o “era de los imperialismos”, y la expansión colonial es, sin ningún tipo de dudad, su consecuencia más importante.
La exaltación de la potencia nacional e imperial, de la primacía de la raza blanca, el triunfo del darwinismo social y el cientifismo positivista acompañan y sostienen la política de expansión colonial y económica. Así pues, la vanidad imperialista es un rasgo común de la civilización europea e influye claramente en el proceso de expansión colonial. Las potencias europeas no atendieron a las características culturales, económicas o políticas de la sociedad africana cuando se repartieron el territorio (WABGOU, 2012:41).
Otros autores, como Langhorne (1999: 22) proponen que el Imperialismo y la presión colonial estén directamente ligadas al hecho de que, en el siglo XIX, las potencias europeas se miden entre sí por la evolución del tamaño y la estructura de sus formas estatales. Esto, unido al proceso globalizador que parece poner fin al aislamiento europeo y del que todos querían formar parte, lanzó a las grandes potencias europeas a la conquista de África y Asia.
La propia presencia de los europeos supondrá un cambio radical en la forma de vida de muchos de esos pueblos colonizados, pero su integración dentro de las formas estatales acabó derivando en una petición, en ocasiones incluso violenta, de libertad y autonomía (WABGOU, 2012: 36; LANGHORNE, 1999: 34).
Se produce, en este sentido, un despegue de los sentimientos nacionales en África y Asia similar al que había aparecido en Europa durante el siglo XIX. A este respecto, es importante tener en cuenta las teorías de Fusi (2006), que plantea que el nacionalismo sería la herramienta que legitimaría la reacción antioccidental que en muchos lugares fue el germen de la lucha anticolonial.
De esta forma, los cambios políticos y sociales del periodo de postguerra en las potencias colonizadora y en los territorios colonizados, a mediados del siglo XX, fomentarán los procesos de independencia, auspiciados por la creación de la Organización de Naciones Unidas. La mayoría de autores entienden por “descolonización”, el “proceso de liquidación del sistema colonial en el mundo y la creación de Estados independientes en los antiguos territorios dependientes, adoptado en Naciones Unidas a partir de 1961” (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 80)[1].
En este sentido, debe destacarse el papel de las dos organizaciones supranacionales surgidas de las postguerras mundiales: la Sociedad de Naciones y Naciones Unidas. Bajo el auspicio de la primera, el presidente Wilson introdujo el principio de autodeterminación de los pueblos, así como el de responsabilidad internacional sobre los pueblos dependientes (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 81).
La aparición de la Organización de Naciones Unidas supuso un gran empuje al proceso descolonizador. Siguiendo las propuestas generales que hace Martínez Carreras (1995:84 y ss.), esta organización admitía los principios que acabamos de mencionar, y su mérito es que, a partir de una base jurídica tan difusa y de tan reducido alcance, se haya conseguido gestionar un proceso tan complejo a nivel internacional.
Lo cierto es que no fue fácil imponer a las potencias occidentales su salida de territorios de los que se beneficiaban económica y políticamente, por ello debió firmarse en diciembre de 1960 la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, en las que se plantea que “el sometimiento de pueblos a la subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta y compromete la promoción de la paz y la cooperación mundiales y, se proclama la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo”.
En cualquier caso, pese a que el proceso descolonizador consiguió salir adelante, no pueden obviarse toda una serie de problemas, ya no en los estados colonizadores, sino en los territorios independizados (MARTÍNEZ CARRERAS, 1987:259-261; DUFFIELD, 2008:4): por un lado, el resultado de la descolonización en África y Asia supuso la aparición de un Tercer Mundo[2] con graves problemas de desarrollo y desigualdad, tanto a nivel económico como social. Por otro, el colonialismo derivó en muchos países hacia el Neocolonialismo, que supone la independencia sociopolítica de la potencia europea, pero la dependencia total en términos económicos.
El caso del Sáhara también es conflictivo: se trata del único país africano en el que la descolonización aún no ha concluido (SORIANO, 2012:624). En noviembre de 1975, España cedía a Marruecos  y Mauritania todo el territorio del Sáhara Occidental, desentendiéndose de lo que aún hoy es un problema. 
Desde ese momento, la población saharaui representada por el Frente Polisario reclama su derecho a la autodeterminación ante Marruecos, que ha cercado el territorio con un muro de más de 2.500 metros. Muchos de estos individuos han tenido que refugiarse en campamentos en Argelia y viven a la espera de que, en algún momento, Marruecos, el Polisario, la ONU o cualquier otro de los actores que participan en este conflicto lleguen a un acuerdo para poder volver a sus casas.
Esto es precisamente lo que se va a plantear aquí: ¿qué ha sucedido en el Sáhara para que se convierta en un conflicto que parece no tener solución? ¿Tiene que ver el hecho de que la colonización y la descolonización del Sáhara no hayan seguido los patrones “normales” del resto de potencias europeas con el hecho de que siga existiendo conflicto?
Vamos a presentar en este ensayo una breve introducción a la sociedad y el espacio saharauis para luego adentrarnos en la larga historia de la colonización española, entendiendo que el conflicto no es sólo el que aparece tras la firma de los Tratados de Madrid, sino desde el momento en el que un pueblo, el español, decidió gobernar a otro.














CAPITULO I
CUESTIONES PREVIAS

1. Geografía






El Sáhara Occidental ocupa un pequeño espacio con un área aproximada de 266.000 km² en la costa del noroeste africano, por la que se extiende algo más de mil kilómetros. Este territorio limita al norte con Marruecos; al noreste con Argelia y al sureste con Mauritania. 
Según García Fachal (2015: 4-5), se podría dividir el espacio del Sáhara Occidental en tres regiones distintas: por un lado nos encontraríamos con un espacio en el nordeste, desde el Atlas a Zemmour, que estaría ocupado por un desierto rocoso de relieve pronunciado y con algunos pozos dispersos.
La segunda zona descrita por esta autora sería el espacio de algunos ríos que en muchas ocasiones no son más que depresiones en las que se acumula el agua cuando llueve. Por último, nos encontraríamos con el espacio del Río de oro, ocupado por planicies y dunas, en el que el agua se filtra al subsuelo, por lo que aparecen numerosos pozos.
Políticamente, el Sáhara Occidental ha quedado dividido en dos espacios diferenciados, como se aprecia en la imagen 2: por un lado, la zona gobernada por Marruecos, que ocupa aproximadamente el 85% del territorio y toda la costa; y por otro, la zona interior, limítrofe de Argelia y Mauritania, que permanece bajo el control del Frente Polisario y está separada del territorio marroquí por una muralla de 2700 km.



Fuente: García Fachal (2015:7)

2. Demografía


Por lo que se refiere a la población, el Sáhara Occidental es uno de los territorios menos poblados en el mundo, con 507.160 habitantes o una densidad de 1,9 personas/km². Aproximadamente el 40% de esta población reside en El Aaiún, la ciudad más grande del Sáhara y su capital. La lengua oficial de ambos territorios –el ocupado y el de la RADS- es el árabe, pero gran parte de la población sigue hablando el francés y el español como recuerdo del periodo colonial.
En cuanto a los datos migratorios, las características de buena parte de la población –nómadas, refugiados, etc.- y el control de movimientos de población derivado de la ocupación marroquí no permite obtener cifras exactas u oficiales.
A nivel sociodemográfico,  debemos tener en cuenta las modificaciones que ha supuesto en el Sáhara no sólo la ocupación marroquí, sino también el periodo colonial. Como plantean algunos autores (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 4), son los Estados los que configuran la evolución de la población o su distribución geográfica, y más en el caso colonial, donde esto supone una “garantía de afección personal a los Estados respectivos y de consolidación de su poder”
Con el fin de controlar a los diferentes grupos de población local, el gobierno español y posteriormente el marroquí hubieron de llevar a cabo diversas estrategias para sedentarizar a la población, como las medidas sanitarias, educativas o simplemente la apertura de nuevos pozos que sirvieron como focos de atracción para las comunidades itinerantes del Sáhara (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 7).
Estos mismos autores explican como Marruecos utilizó como medida indirecta para la estabilización de la población la construcción de viviendas para los exiliados de Tinduf, que para el gobierno de Rabat tienen consideración de rehenes.
En cuanto a la etnia de la población, García Fachal (2015: 9) afirma que “étnicamente, el 99% de los saharauis son una mezcla entre árabe y bereber”. Durante el periodo colonial habría que tener en cuenta también a los grupos “europeos” que convivían con la población local, formados por funcionarios, empresarios y militares, y que, como muestra el siguiente gráfico, en ocasiones llegaron a algo más del 25% de la población censada en la colonia:

 

Fuente: Díaz Hernández et alii, 2014:6


En la actualidad estos grupos de población “europea” han desaparecido (HERNÁNDEZ, 2010:7) y habría que atender a las consideraciones de algunos autores, como Veguilla del Moral (2013: 3), que ponen de relieve la existencia de dos grupos étnicos: los saharauis autóctonos y los inmigrantes del norte[3].
De cualquier forma, para algunos autores, la identidad saharaui está directamente relacionada con su posición con respecto al conflicto por la ocupación marroquí (BARREÑADA, 2012:10). En el territorio ocupado la población local se ha enfrentado a los llamados “falsos saharauis”, colonos del norte del Sáhara con nacionalidad marroquí. De esto se deriva que hoy en día parece que “ser plenamente saharaui es ser nacionalista saharaui” (BARREÑADA, 2012: 10).


3. Economía


La riqueza saharaui se sustenta sobre la industria pesquera, las minas de fosfato y el pastoreo de los grupos nómadas, que han favorecido una pequeña economía del mercado libre.  Las condiciones geográficas y climáticas no favorecen a la agricultura, por lo que la mayoría de productos alimentarios han de ser exportados.
La economía saharaui se puede definir como una economía de subsistencia, el saharaui  es pastor nómada, recorre largas distancias en busca de pastos y de terrenos aptos para la siembra, aunque la agricultura apenas existe, en los terrenos arcillosos y semihúmedos se suelen sembrar cereales, especialmente cebada[4].
Su larga costa favorece la explotación pesquera, de la cual España se ha estado beneficiando durante más de cinco siglos. Tony Hodges (1983:17) estima que la costa saharaui puede soportar un volumen anual de hasta dos millones de toneladas de capturas, lo que sitúa a la costa saharaui como uno de los mejores bancos pesqueros del mundo. Hacia 1983 la flota española que partía desde Canarias a la costa saharaui realizaba unas 250.000 toneladas de capturas al año. Además de la industria pesquera, también se extrae sal en lajas de la costa saharaui.
Tras los descubrimientos petroleros hallados durante la década de los sesenta del siglo pasado las empresas petroleras pusieron su punto de mira en el Sáhara Occidental. En 1964 se habían localizado 27 pozo, no obstante, ninguno de ellos resultó lo suficientemente rentable como para operar en él, por lo que el interés de las petroleras de desplazó hacia las plataformas marítimas, no  obstante, como consecuencia de la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, la concesión de bloques de prospección se dificultó notablemente (HODGES,1983:17).
Durante la década de los cincuenta se encontraron minas de hierro en tres regiones: Agracha, Zuerat y Gara Yebilet, sin embargo, las compañías no han mostrado interés por iniciar una explotación intensiva del mineral (HODGES, 1983:17).
Sin embargo, van a ser los fosfatos los pongan al Sáhara en el mapa minero mundial. Aunque durante los años cuarenta ya habían sido descubiertos los yacimientos de fosfatos, su explotación sistemática no se realizará hasta los años sesenta, con la creación de la Empresa Nacional Minera (EMINSA) en 1962 (HODGES, 1983:18). Como explicaremos a continuación, la extracción de fosfatos podría haber cambiado la vida saharaui, sin embargo, los continuos conflictos que se han librado en el terreno han paralizado su extracción y el consiguiente desarrollo de la sociedad saharaui.
El problema ante el que nos encontramos es que la situación de conflicto que vive el Sáhara hace que ninguna institución financiera como el Banco Africano de Desarrollo tenga información sobre el Sáhara Occidental.
Fiscalmente, el territorio ocupado por Marruecos se ha visto beneficiado de un estatuto individual que ha supuesto la exención de impuestos para sus habitantes así como la mejora de los mismos para las empresas que se instalaran en el Sáhara marroquí (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014:11).






4. Educación


No existe en el Sáhara Occidental información sobre un sistema educativo que no esté vinculado al sistema educativo impuesto por Marruecos. En la parte del territorio saharaui controlada por Marruecos la educación es obligatoria y gratuita desde los 5 hasta los 15 años, sin bien, la tasa de analfabetismo de la población adulta oscila en el 56% y en las mujeres alcanza hasta el 90% (GARCÍA FABCHAL, 2015:6).
Según Gómez Justo (2013:265) durante la colonización española en el Sáhara, no existió ningún saharaui universitario y existían únicamente tres colegios, dos en Smara y uno en El Aaiún, donde también había un instituto de bachillerato.


5. Evolución histórica del Sáhara


La siguiente tabla nos permite observar cómo ha evolucionado la sociedad saharaui, que pese a mantener una organización social basada en las tribus, ha logrado, desde el siglo XVIII y con una colonización que aún hoy perdura, crear unas estructuras estatales que, finalmente, son las que reivindica el Frente Polisario desde la RASD.








Periodo
Dinastías
Poder estatal
Población y modos de vida
ss. IX/X
Idrisies
Territorialización, nacimiento del primer estado y legitimación cherifiana.
Pastoreo, control del comercio sahariano y  comerciantes
ss. XI/XII
Almorávides
Nacimiento de la idea imperial. Expansión territorial y económica.
Soldados guerreros, control del comercio y control político.
ss. XII/XVI
Almohades/Merinidas y Watasies
Continuidad imperial, más interesados en el norte y  Al Andalus.
 Llegada de los árabes hilalianos. Descenso de la población. Autonomía y control de los oasis.
ss. XVI/XVII
Saadies
Lucha por la reunificación Yihad
Comerciantes, pastores y guerreros. Control del comercio.
ss XVIII/XIX
Alauitas
Consolidación del estado. Control de los territorios
Comerciantes, pastores y guerreros. Territorialización y Ba'aia. Reestructuración de las relaciones de poder de las tribus. Establecimiento de la cofradía Ainía. Resistencia colonial.
s. XX
Alauitas
(Colonialismo español)
Destrucción del estado
División espacial y desterritorialización. Transformaciones económicas ligadas a las necesidades coloniales. Integración en la economía nacional española. 
ss. XX/XXI
Alauitas
Independencia y nacimiento del estado nación
“Reterritorialización”  e inclusión en el estado marroquí. Integración política y económica.

Fuente: HERNÁNDEZ, 2010.

No vamos a revisar toda la historia del Sáhara, pero sí debemos observar cómo cuestiones que ya hemos tratado, como la demografía, la economía y evidentemente, la sociedad son el resultado de las transformaciones derivadas del proceso de colonización. La llegada e Españoles y la posterior ocupación marroquí supuso el establecimiento de fronteras, la sedentarización de la población y la creación de mercados locales, entre otros. Como muestra el cuadro anterior, entre el siglo IX y el XIX, durante mil años, la economía del territorio saharaui estaba basada en el pastoreo y el comercio. Las necesidades de España y Marruecos han supuesto un cambio a todos los niveles que ha conformado unas condiciones especiales para el desarrollo particular de la República Árabe Saharaui Democrática.
























CAPITULO II
EL PERIODO COLONIAL


España volvió a interesarse por la costa africana a finales del siglo XIX, en unos momentos en los que la presencia europea en África era ya notoria, como hemos comentado. Francia se había apropiado de Arguin y la compañía comercial británica North-West Africa Company se había establecido en 1879 en Tarfaya, ciudad del extremo sur de Marruecos, situada frente a las Canarias. Esto último supuso para el gobierno de la época una amenaza sobre la propiedad de las islas africanas.  También influyó en el gobierno la presión de algunos sectores nacionalistas del país, que veían con buenos ojos emprender una campaña africana para resarcirse de la pérdida de las colonias americanas (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 1).
Será precisamente a finales del XIX cuando empiecen a ponerse en marcha diversos grupos como La Sociedad Española de Africanistas y Colonistas, fundada en 1883, que promocionó la expedición de Emilio Bonelli Hernando al Sáhara un año después, o la Asociación Española para la Exploración de África, fundada en 1977 (HODGES, 1983:13). Estas sociedades obtuvieron pronto el apoyo de múltiples grupos de presión que tenían intereses empresariales en la costa del Sáhara. Estos grupos contaban, además, con el apoyo de la familia real y de políticos destacados.

1. La colonización del Sáhara


De este modo, el 7 de diciembre de 1884, el gobierno español presidido por Cánovas proclamó el Protectorado Español de la Costa Africana, y en 1885, se fundó en la Bahía de Río de Oro el asentamiento de Villa Cisneros. La franja que comprendía el territorio entre Cabo Bojador y Cabo Blanco fue puesta bajo la administración del Ministerio de Ultramar del Gobierno de España, y mediante cuatro convenios franco-españoles, firmados entre 1886 y 1912,  fueron delineadas las fronteras del territorio conocido como Sáhara Español (SALOM, 2003:270).
No obstante, Villa Cisneros fue el único asentamiento español en el Sáhara Occidental hasta 1916, año en que se fundó un segundo establecimiento en Tarfaya. Cuatro años más tarde, en 1920, se fundó un tercer asentamiento en  La  Güera. España no dio demasiadas muestras de interés sobre el Sáhara Español durante los primeros años de la colonización. Un ejemplo de esto se observa en el fracaso de las factorías comerciales que Emilio Bonelli Hernando, comisionado real, instaló a finales de 1884 en la Bahía de Cintra, Cabo Blanco y la Península de Dajla. Las dos primeras fueron quemadas por los indígenas y la última fracasó como consecuencia de su mal emplazamiento y por los esfuerzos del gobierno francés y del Sultán Hassan I por evitar la instalación de los colonos españoles.
Además, el Sáhara español se convirtió en el refugio de grupos de guerreros nómadas que intentaban resistir al avance francés hacia Argelia, Mauritania y Marruecos. Estos grupos partían desde estos territorios para caer en emboscadas sobre las tropas francesas y las tribus que se habían unido a ellas. Sólo en 1934, los ejércitos galos de Mauritania, Marruecos y Argelia acabaron con estos grupos mediante una campaña militar en las regiones fronterizas del Sáhara noroccidental.
El Sáhara español, pues, fue una colonia con escaso protagonismo para la metrópoli hasta finales de la década de 1950, cuando el descubrimiento de los importantes recursos mineros que albergaba en su territorio, y las nuevas circunstancias internacionales, dotaron al Sáhara español de un importante protagonismo, marcando su devenir hasta la actualidad.
En marzo de 1956 se firma en París el acuerdo por el que el gobierno español se retiraba del territorio del antiguo protectorado de Marruecos, que obtenía así su independencia. No obstante, ni Ifni ni la provincia de Tafaya fueron entregados a Marruecos, usando el argumento para ésta última de que formaba parte del Sáhara.
Esta decisión coincidió con el auge de las teorías nacionalistas de Allal-el-Fassi, considerado el padre del nacionalismo marroquí y jefe del partido nacionalista Istiqlal. Durante los últimos años del protectorado, este teórico había desarrollado la tesis del Gran Marruecos, estableciendo las fronteras que habían de construirlo. Para ello, elaboró un mapa publicado en el periódico Al Alam en febrero y marzo de 1956 (ALGUERÓ CUERVO, 2006: 116). Este plano determinaba que el  Gran Marruecos estaría compuesto por un basto territorio comprendido por Argelia, Mali, la totalidad del Sáhara Occidental y Mauritania hasta los confines del Río Senegal.
Mohamed V se sirvió de esta tesis, más mitológica que real, e inició una operación por la que reclamaba para Marruecos territorios cuya pertenencia era para él indiscutible, como Ifni o Tánger, así como otros territorios como el Sáhara Español o Mauritania, cuya pertenencia a Marruecos resultaba imposible de asimilar.
El Ejército de Liberación Marroquí emprendió a finales de 1957 una marcha hacia el interior del Sáhara, atacando a las guarniciones españolas y a los puestos avanzados franceses de Mauritania. En febrero de 1958, una operación franco-española, llamada Teide por los españoles y Ecouvillon por los franceses, pacifica el Sáhara Español.
No obstante, al finalizar el conflicto, España entrega a Marruecos Tarfaya, coincidiendo con  la provincialización de los territorios que comprendían el África Occidental Española, constituyendo, a partir de 1961, dos provincias: el Sáhara Español e Ifni. Tanto el gobierno como la administración de las nuevas provincias dependerían de la Dirección General de Plazas y Provincias Africanas.
De esta forma, España jugaba a su vez una baza magistral ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, puesto que al ser considerados estos territorios como provincias españolas, estaban libres de someterse a un proceso de descolonización. A pesar de esto, en 1963, el Comité de Descolonización de la ONU dictaminó igualmente la necesidad de la descolonización del Sáhara Español (CARRO, 1976:27). España respondió prometiendo un referéndum sobre su autodeterminación a partir de 1966, año en el que supuestamente el Sáhara estaría preparado para su independencia. No obstante, esta promesa terminó siendo para los saharauis una cruel burla.
El Sáhara Español será dirigido al igual que la metrópoli, a partir de un gobierno autoritario y un Estado policial. En realidad, el Sáhara español era una colonia militar gobernada por militares. A partir de 1967, la representación política saharaui se empezó a ejercer a través de la Yemaá territorial, una especie de parlamento regional, cuyos miembros, todos ellos saharauis, representaban a las tribus. No obstante, su papel era meramente consultivo, ejerciendo más como testigo de las decisiones de la metrópoli, que como partícipe de ellas, reprimiéndose de hecho cualquier intento de oposición a la administración española.

2. Nacionalismo y resistencia


A partir de los años sesenta,  la presencia española en el Sáhara parecía ser eterna, coincidiendo además, con el descubrimiento de los minerales en el terreno, lo que atrae inversiones españolas en la región. Van a ser los fosfatos los que hagan del Sáhara Occidental un enclave minero relevante. En 1962 se fundó la Empresa Nacional Minera del Sáhara (ENMINSA), que estimó unas reservas totales de 10 millones de toneladas sobre el territorio (HODGES, 1983:17). España en 1969 había creado una empresa específica para la extracción de fosfatos, Fosfatos  Bu Craa (Fosbucraa) y en 1972 comenzó a exportar fosfatos.
El descubrimiento de los fosfatos y sus rentables beneficios repercutió en unos visibles cambios en la sociedad saharaui ya desde finales de los años 60 y comienzos de los 70. La población evolucionó de una vida nómada al asentamiento en las ciudades en busca de un empleo y de una mejora en su calidad de vida y, como no podía ser de otra manera,  estos profundos cambios en la colonia unidos a su férrea administración por parte de la metrópoli española, contribuyeron al desarrollo de movimientos nacionalistas saharauis, primeros embriones de lo que posteriormente será el Frente Polisario.
Los ingresos que proporcionaba la extracción del mineral parecían proporcionar al Sáhara Occidental la posibilidad de emancipación que tanto tiempo llevaba buscando, pero la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos perjudicó a la industria y acabó con el sueño de un Estado Saharaui independiente.
Los movimientos nacionalistas en el Sáhara Occidental vinieron a converger en una época en la que prácticamente no quedaban territorios coloniales en África. Marruecos había recuperado su independencia y había obtenido Tarfaya, y al reino alauí le siguieron Mauritania y Argelia  En 1969 únicamente las provincias potuguesas de Guinea, Angola, Mozambique, Cabo Verde y el Sáhara Español continuaban aún colonizadas en territorio africano. La población saharaui, sobre todo el sector más joven, era consciente de la necesidad de asumir un propio camino frente al férreo control ejercido por España. Comenzaron, pues, a gestarse los primeros movimientos saharauis de insumisión hacia las autoridades españolas.
El gobierno español no fomentó la inclusión de los saharauis dentro del Estado. Si bien es cierto que la minería había mejorado la economía colonial, el índice de paro seguía siendo alto, y los trabajos estaban mal pagados, siendo insuficientes para mantener a una familia. Un ejemplo de esto lo encontramos en los saharauis empleados en el yacimiento de fosfatos situado en Bucraa, de muy difícil acceso, o en la construcción de carreteras. Además, la población saharaui vivía a menudo en jaimas o barracas de maderas y el acceso a la educación era prácticamente nulo: no existía ningún centro universitario y únicamente existían dos colegios, uno en Smara y dos en El Aaiún, donde también había un instituto en el que estudiar el Bachillerato (GÓMEZ JUSTO, 2013:266).
Si observamos la situación de la población saharaui en ese momento, es lógico pensar en el surgimiento y la consolidación de movimientos sociales de protesta, como, efectivamente, ocurrió. Mohamed Sidi Brahim Basir, popularmente conocido como Basiri[5], fundó en 1966 la revista nacionalista saharaui Al-Shihab, que rápidamente se convirtió en el órgano de expresión pública de los saharauis para plasmar su deseo de tener un Estado propio (GÓMEZ BUSTO, 2013: 266)
El 18 de diciembre de 1969 nació el Movimiento de Vanguardia para la Liberación del Sáhara (MVLS), liderado por Basiri, antecedente del actual Frente Polisario. Sus miembros eran, principalmente, trabajadores de la construcción de carreteras y mineros, y sus aspiraciones aún no habían degenerado en la lucha armada, sino que se limitaban a un reconocimiento autonómico dentro del Estado Español que salvaguardara la conservación de su identidad saharaui, así como la protección española de las fronteras del Sáhara Occidental ante posibles anexiones de sus vecinos, especialmente Marruecos.
El 17 de junio de 1970,  Basiri convocó dos manifestaciones en El Aaiun. Una de ellas, la manifestación oficial, fue organizada en apoyo a España ante las conversaciones que durante esos días estaba teniendo el gobierno con los monarcas de Marruecos, Mauritania y Argelia, en las que se estaba debatiendo el reparto del territorio del Sáhara.  La segunda manifestación, no oficial, fue convocada en el barrio de Jatarrambla, a las afueras de la ciudad, con el fin de protestar contra la cesión de territorios que España había realizado a favor de Marruecos, Argelia y Mauritania.
Pese a tratarse en ambos casos de un activismo pacífico, el gobierno saharaui intentó disolver la segunda manifestación sirviéndose de la policía y, en última instancia, dada la incapacidad de ésta, una compañía del III Tercio de la Legión disolvió la manifestación abriendo fuego. Las bajas fueron múltiples y Bassiri fue capturado, desapareciendo de la escena nacionalista saharaui para siempre.
Los sucesos de Jatarrambla suponen un punto de inflexión en el nacionalismo saharaui, puesto que se había hecho manifiesto que nada iba a conseguirse por la vía democrática. El nacionalismo saharaui sólo podía triunfar sirviéndose de la lucha armada. El 10 mayo de 1973 se funda el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro.

3. El nacimiento del Frente Polisario


El Frente Polisario surgió como consecuencia del encuentro de dos grupos nacionalistas saharauis: el primero, procedente de Tan-Tan, en Marruecos, e integrado por estudiantes; y el segundo, formado por saharauis procedentes de Zouerate, Mauritania, donde se funda el Frente. Del encuentro de estos dos grupos surgieron las bases del nuevo movimiento: practicar la lucha armada contra los españoles para conseguir la independencia de su territorio, tal y como reza el Artículo 1 de los Estatutos del Frente Polisario:  
“El Frente Polisario es un movimiento de Liberación Nacional, fruto de una larga resistencia saharaui contra todas las formas de dominación extranjera, en el que están movilizados voluntariamente los saharauis para la lucha de independencia nacional y para la recuperación de la soberanía saharaui en la totalidad del territorio de la RASD” (GÓMEZ BUSTO, 2013: 269).

El Polisario nació con un programa de corte socialista y panarabista, basado en la lucha armada, al estilo de los movimientos de liberación representados por Nasser, en Egipto, o Gadafi, en Libia. Su primer secretario general fue Brahim Ghali al que siguió El Uali, tras la celebración del Segundo Congreso del Frente, celebrado entre el 25 y el 31 de agosto de 1974. A partir de entonces, el Frente se convirtió en un auténtico movimiento de masas saharauis, como consecuencia de la amenaza que estaba sufriendo el Sáhara en ese momento por parte de Marruecos.
Desde su fundación hasta la salida de los españoles del Sáhara Occidental, el Frente Popular llevó a cabo una guerra de guerrillas contra las tropas colonizadoras. Los grupos guerrilleros del Frente Polisario partieron desde Mauritania y Argelia, que habían puesto su territorio a disposición del grupo, y se adentraron en territorio español. Desde Libia, además, recibieron el apoyo de Gadafi, que les proporcionó armas, y desde Argelia, ropa y alimentos.
El Frente Polisario llevó a cabo la primera acción armada el 20 de mayo de 1973, atacando un destacamento español que vigilaba un pozo al norte de Echeiría (GÓMEZ BUSTO, 2013). Desde 1974 hasta 1975, el Polisario llevó a cabo unos treinta ataques contra patrullas y puestos españoles, convirtiéndose progresivamente, en una organización militar de gran importancia, con una base principal estable en Tinduf.
Pero el Frente Popular realizó otras acciones además de la guerra de guerrillas, como sabotajes, manifestaciones y protestas e incluso la captura de miembros de patrullas españolas. Ejemplos todo ello pueden ser el sabotaje en la cinta transportadora de Fos Bucraá, en 1974 o el secuestro de la patrulla de la Agrupación de Tropas Nómadas “Domingo”, en colaboración con los soldados nativos que se rebelaron contra sus mandos, produciéndose el fallecimiento de un soldado peninsular.
El último ataque del Frente Polisario a las fuerzas españolas se llevó a cabo en junio de 1975, cuando se ocupó, por primera vez,  un poblado y su guarnición, el de Guelta. No obstante, las tropas del Frente tuvieron que retirarse ante la llegada de refuerzos.
El 12 de mayo de 1975 una misión de la ONU visitó El Aaiún para comprobar in situ la repercusión que estaba teniendo el Frente Polisario en la sociedad saharaui. Los delegados de Naciones Unidas evidenciaron en su visita el nivel de popularidad que el Frente Polisario había alcanzado al ser recibidos por una multitud de banderas y reconocieron a este grupo como único representante de la voluntad del pueblo saharaui.
No obstante, a pesar de las esporádicas victorias del Frente Polisario hacia las tropas colonizadoras, para España el auténtico peligro se encontraba en la posibilidad de un enfrentamiento con Marruecos a causa de la política anexionista de su monarquía.
El gobierno español había intentado dilatar lo máximo posible en el tiempo la descolonización del Sáhara, jugando con el concepto de provincias y territorio colonizado con el fin de calmar las aspiraciones de la ONU. Franco se oponía a cualquier salida de la administración española en el Sáhara Occidental (FUENTE COBO, 2006: 43).


 

4. La decadencia española en el Sáhara


Sin embargo, la situación española en la colonia era cada vez más peliaguda. La capacidad de movilización y de organización del Sáhara se hacía cada vez más evidente, por lo que en la metrópoli empezó a hablarse de la celebración de un referéndum en 1975, que sería ratificado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, dejando a Marruecos a las puertas de apropiarse del territorio saharaui.

Ante este giro en los acontecimientos, Hassan II convocó una rueda de prensa el 17 de septiembre de 1974 y anunció su intención de recurrir al Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, buscando una sentencia sobre la situación del Sáhara. Si se declaraba que el Sáhara no tenía dueño, Marruecos acataría la decisión de celebrar un referéndum, pero si el Tribunal dictaminaba que Marruecos tenía un mínimo de jurisdicción sobre el Sáhara, solicitaría ante las Naciones Unidas el inicio de negociaciones entre Madrid y Rabat para la transferencia de su soberanía. La petición del monarca fue aceptada por el Tribunal (FUENTE COBO, 2006: 44).

El rey marroquí ganó tiempo con esta maniobra y, entretanto, firmó un pacto secreto con Uld Daddah en octubre de 1974, mediante el cual el territorio que formaba el Sáhara Occidental sería dividido entre Marruecos y Mauritania. Estados Unidos aceptó este pacto, puesto que, de acuerdo con la doctrina Truman, llevada al Congreso el 12 de marzo de 1947, una de sus principales misiones a nivel internacional era frenar todo avance del comunismo en Europa y en el mundo, por lo que la creación de un Estado socialista en la costa africana no sería aceptado por Estados Unidos.
Finalmente, la Corte Internacional de Justicia, tras celebrar 27 sesiones en La Haya durante los meses de junio y julio de 1975, a las que asistieron los  representantes de los gobiernos de España, Marruecos, Mauritania y Argelia –nótese la ausencia del Polisario-,  decidió que el Sáhara Occidental no había sido tierra de nadie antes de la ocupación española. Determinó además, que no existía ningún vínculo entre el Sáhara Occidental y el Estado Marroquí, por lo que debía acatarse y aplicarse la resolución 3558 de la ONU de descolonización del Sáhara Occidental y la autodeterminación de su pueblo (HODGES, 1983: 29).




















CAPITULO III
DESCOLONIZACION Y CONFLICTO



1. El fin del Sáhara español


El día 16 de octubre, el rey Hassan II ordenó que 350.000 voluntarios marcharan sobre el Sáhara Occidental. El 6 de noviembre comenzó la marcha con unos participantes que portaban ejemplares del Corán y banderas marroquíes, así como algunas estadounidenses.
La Marcha Verde fue una estrategia para presionar al Régimen español sobre la cuestión del Sáhara e impedir celebración del referéndum de autodeterminación (GÓMEZ BUSTO, 2013: 270). El gobierno español, más preocupado en ese momento por la salud de Franco, quiso evitar el enfrentamiento con Marruecos, por lo que el jefe de Gobierno, Arias Navarro, y el jefe del Estado en funciones, Juan Carlos de Borbón, iniciaron las negociaciones con Rabat, prohibiendo al ejército que iniciara ningún tipo de acción contra los marroquís y evacuando a la población civil española del territorio saharaui.
La Marcha Verde supuso el inicio de una farsa que culminó con los Acuerdos de Madrid. Estos pactos se firmaron en secreto el 14 de noviembre de 1975 y constituyeron un acuerdo tripartito entre España, Marruecos y Mauritania, según el cual, España administraría temporalmente el territorio hasta finales de febrero de 1976, fecha en la que se retiraría definitivamente del Sáhara Occidental. El problema de estos pactos es que en ningún momento siguieron el cauce legal que las Naciones Unidas había dictaminado para llevar a cabo su descolonización, y, siendo secretos, no fueron publicados en el BOE, por lo que no adquirieron ni rango de ley, ni efecto jurídico. (GÓMEZ BUSTO, 2013: 270).
De esta manera, los soldados españoles procedieron a ser evacuados a Canarias dejando las principales ciudades del Sáhara Español en manos de Marruecos o Mauritania, y, finalmente, el 14 de abril de 1976, el Sáhara Occidental quedó oficialmente repartido entre Marruecos y Mauritania. Marruecos obtuvo la parte del león, dos tercios del territorio, incluyendo los yacimientos de fosfatos de Bu Craa, y El Aaiún y Smara, las dos principales ciudades. Mauritania, por su parte, recibió una parte de desierto prácticamente carente de recursos naturales en el lejano sur, aunque incluía la tercera ciudad en importancia, Villa Cisneros, que volvió a recuperar el nombre árabe de Dakhla (HODGES, 1983: 32).

2. La ocupación marroquí


La ocupación del Sáhara supuso el inicio del éxodo de los saharauis, que huían de la represión marroquí, con la consiguiente creación de los campamentos de refugiados. Entre diciembre y enero de 1975 unas 40.000 personas marcharon hacia Argelia, en su mayoría ancianos, niños y mujeres, puesto que los hombres se habían incorporado al frente. La población exiliada se concentró en Amgala, Guelta Zemmur, Um Dreiga y, sobre todo, en Tifariti (FUENTE COBO, 2006: 65).
La política marroquí se basó en atacar a la población civil de los campamentos empleando, incluso, bombarderos de aviación con napalm. Esta política represiva alentó aún más, el conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos.

3. El conflicto saharaui: la guerra de resistencia                         del Frente Polisario


La mayoría de los españoles se unieron al Frente Polisario para luchar por su independencia en una guerra contra Marruecos y Mauritania. El 27 de febrero de 1976 el Consejo Nacional Provisional Saharaui proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), asumiendo el Frente Polisario la tarea de ser partido, Estado, gobierno y Ejército. (CURREA-LUGO, 2011: 110).
El pueblo saharaui –tanto el que se había unido al Frente como el de los campos de refugiados- acogió la proclamación de la independencia con gran alegría. La resolución 1514 sobre el Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos Colonizados y la resolución que adoptó la Organización para la Unidad Africana (OUA) el 2 de julio de 1976, según la cual el pueblo saharaui tenía derecho a su autodeterminación e independencia, dotaron al Frente Polisario de una legitimidad de la que se servirá para avanzar en su lucha contra la ocupación marroquí (FUENTE COBO, 2006:76).
La temprana proclamación de la independencia constituyó un gran motivo de alegría para el pueblo saharaui, no obstante, la repercusión internacional se produjo de forma mucho más lenta. La Organización para la Unidad Africana (OUA) adoptó el 2 de julio de 1976 una resolución según la cual el pueblo saharaui tenía derecho a la autodeterminación y a la independencia, siendo favorables a ella 17 países. El proceso de autodeterminación y reconocimiento internacional fue muy lento y lleno de trabas debido a la constante oposición de Marruecos (FUENTE COBO, 2005:71). Los Estados que han reconocido a la RASD son los siguientes:
AÑO
ÁFRICA
ASIA
HISPANOAMÉRICA
OCEANÍA
EUROPA
1976
Argelia
Angola
Benin
Guinea-B  Madagascar Mozambique 
Ruanda
Togo
Corea del Norte



1977
Seychelles




1978
Congo
Santo Tomé y P.
Tanzania
Yemen del Sur
 Panamá


1979

Afganistán Camboya
Laos
Vietnam
Dominica
Granada
Guayana
Jamaica
Méjico
Nicaragua
Sta. Lucía


1980
Botswana
Libia
Malí
Sierra Leona
Swazilan
Chad
Zimbabwe


Irán
Siria
Costa Rica
Cuba
Vanuatu

AÑO
ÁFRICA
ASIA
HISPANOAMÉRICA
OCEANÍA
EUROPA
1981



Kiribati
Nauru 
Papua
 Salomón
 Tuvalu

1982
Isla Mauricio

Bolivia
Surinam
Venezuela


1983


Ecuador


1984
Burkina
Mauritania

Perú

Yugoslavia
1985
Liberia
India
Colombia


1986


Guatemala
República Dominicana
Trinidad
Bélice


1987


St. Kills
Antigua

Albania
1988


Barbados


1989


Salvador
Honduras


1990
Namibia






3.1. Fases de la guerra

3.1.1. El Frente Polisario vs. Mauritania


Entre 1976 y 1977, el Polisario va a inmiscuirse en una auténtica guerra de guerrillas cuyos combates se hacen cada vez más intensos. Se consiguieron éxitos parciales, pero debe tenerse en cuenta que los saharauis estaban luchando al tiempo contra dos fuerzas superiores: Marruecos y Mauritania.
Es por esto por lo que el Frente Polisario decidió atacar primero a Mauritania, el estado más débil. En julio de 1976, el Frente Popular realizó una incursión desde el desierto hasta Nuakchott, donde se establece en sus suburbios y ocupa sus cañones (HODGES, 1983: 37).
El 1 de mayo de 1977 atacarán la ciudad minera de Zueratt, lo que produjo un gran trastorno en la economía mauritana, al verse comprometida la extracción de hierro. Además, una partida del Frente Polisario realizó una incursión en el barrio donde se hospedaban técnicos mineros y trabajadores franceses, poniendo de manifiesto la debilidad de la defensa mauritana de sus fronteras. Tras esta acción, Francia se comprometió con Mauritania para la defensa de sus compatriotas (FUENTE COBO, 2006: 78).
Los ataques continuaron sucediéndose a lo largo de 1977, mermando el poder de Mauritania, cada vez más dependiente de la ayuda proporcionada por Marruecos y Francia. Además, la guerra era cada vez más impopular entre la población del país y, ante esta situación, el régimen de Mohtar Uld Dadah fue derrocado en junio de ese mismo año y sustituido por  un Comité Militar de Recuperación Nacional (CMRN), presidido por Mustafá Uld Mohamed Salec. Salec se declaró dispuesto a resolver el problema del Sáhara, lo cual causó un gran revuelo en Marruecos, que no aceptaría la creación de un Estado Saharaui.
Por su parte, el Frente Polisario recibió con esperanza las declaraciones del CMRN; sin embargo, tras meses de espera sin resultado alguno, en junio de 1979, el Polisario continuó con los ataques, que duraron hasta el 5 de agosto de 1979. En esta fecha se firmaba un acuerdo de paz entre el Frente Polisario y Mauritania, mediante el cual, ésta última ponía fin a la ocupación del Sáhara (HODGES, 1983:41). El Frente Polisario podía centrarse ahora exclusivamente en Marruecos.

3.1.2. La reacción de Marruecos: ocupación de Mauritania y    nuevas estrategias de guerra. La construcción de los muros


La respuesta de Rabat no se haría esperar. Marruecos ocupó la zona del Sáhara que había pertenecido a Mauritania, alegando que ésta última había renunciado a los principios establecidos en los acuerdos de Madrid.  Así pues, las fuerzas armadas marroquíes tomaron el control de Dakhlay el 14 de agosto, convirtiéndose esta ciudad en la capital de la nueva provincia marroquí de Río de Oro.
En 1979, el Frente Polisario llevó a cabo la ofensiva de Huari Bumedian, llamada así por el presidente argelino, que consistió en un ataque a las posiciones marroquíes del interior del Sáhara además del propio territorio de Marruecos.
El 16 de enero se inició la marcha del Frente Polisario hasta El Aaiún, donde tuvieron lugar dos días de duros enfrentamientos. El día 28 de ese mismo mes, las tropas saharauis entraron en Tan Tan y lograron destruir los puestos militares, así como liberar a los presos saharauis y ocupar la ciudad durante cuatro horas.
En los meses siguientes fueron tomados otros pueblos del norte, y en junio el Frente Popular logró romper las defensas de la ciudad de Assa y atacó de nuevo Tan Tan. Se sucedieron los combates y en agosto de 1980, el Polisario entraba en en la ciudad de Smara, segunda ciudad del Sáhara.
Estos combates, saldados con notables triunfos para el Frente Polisario, pusieron de relieve la debilidad de Marruecos, igual que pasara con Mauritania. La guerra estaba resultando ser muy costosa para el gobierno de Rabat y había llegado a un punto de estancamiento, por lo que era necesario cambiar la estrategia.
 Marruecos comenzó a abandonar los puesto de menor tamaño que durante 1975 y 1976 se habían ocupado y sus tropas empezaron a agruparse en las ciudades más importantes, que a su vez fueron reforzadas. Los presencia de tropas marroquíes se triplicó durante la guerra. En 1983, las FAR contaban con unos 200.000 hombres (HODGES, 1983: 42).
Simultáneamente a esto, las tropas marroquíes se organizarían en columnas fuertemente armadas y dotadas de gran cantidad de medios, cuya misión sería la de limpiar el territorio no ocupado de partidas del Frente Polisario. Se pretendía impedir así la entrada de tropas del Frente hacia Marruecos. No obstante, la labor de estas columnas resultó fallida: se hizo necesario otro cambio de táctica. (FUENTE COBO, 2006: 100).
Durante el curso de esta guerra de guerrillas, el desgaste iba haciendo mella en Marruecos. No es descabellado afirmar que hasta la década de los ochenta, la superioridad militar del Frente Polisario era evidente. No obstante, el curso de los acontecimientos cambió en el momento en que Marruecos decidió construir unos colosales muros de unos dos mil kilómetros de longitud que actuarían como frontera y, sobre todo, como trinchera para las tropas marroquíes. Estos muros además dificultaron la comunicación de los saharauis que se encontraban a un lado y a otro del mismo (CURREA-LUGO, 2011: 111).
El muro comenzó a edificarse en 1981 y su construcción finalizó en 1987, en lo que se convirtió en una estrategia muy costosa para el gobierno marroquí. Esta muralla acabaría trazando una línea de norte a sur, reforzada por patrullas y minas antipersonas, de las cuales se calcula que existen unos 8 millones, convirtiendo este emplazamiento en uno de los lugares más minados del planeta (GÓMEZ BUSTO, 2013: 273). Así, se levantaron un total de seis muros, cuya distribución, según su emplazamiento y año en el que fueron levantados sería la siguiente (FUENTE COBO, 2006: 104):
1. El primer muro empieza a construirse en agosto de 1980 y abarcará el Draa hasta las proximidades del Saac. Este muro protegía la guarnición marroquí situada justo en la frontera con Argelia. Se construye un segundo muro, ubicado entre Ras el Janfra a Smara, que pretendía cerrar las vías de entrada hacia El Aaiun y la zona de Tan Tan. En el año 81 se prolonga el muro desde Smara hacia Bu Craa.
2. El segundo muro comienza a construirse a finales de 1983 y desde Bu Craa se prolonga hasta Amgala, desde allí enlaza con el primero de los muros y divide el Sáhara en dos partes: Saguía el Hamra y Río de Oro.
3. El tercer muro se levanta entre abril y mayo de 1984, entre  Amgala y las defensas del Saac, quedando incluida dentro del muro la capital saharaui de Hausa.
4. EL cuarto muro se cimenta en 1985, entre Amgala y el Saac, englobando a Mahbes, a pocos kilómetros de la frontera con Argelia.
5. De mayo a septiembre de 1985, se construye un quinto muro, que constituye la prolongación del muro de Amgala hacia el Golfo de Cintra, incluyendo Dajala.
6. El sexto y último muro se construirá en 1987, entre Bir Nzaran  y la frontera mauritana cerca de la Guera, con un total de 600 kilómetros. De esta forma, se prohibió el acceso del Frente Polisario a la costa saharaui.

3.1.3. Del estancamiento militar a las conversaciones

de paz


Con la construcción de los muros, Marruecos consigue un alejamiento progresivo de las tropas saharauis, mientras que asegura un mayor control en las zonas de dominio. El Frente Popular responderá a la construcción de esta muralla mediante una serie de auténticas batallas de desgaste en la que emplearon gran cantidad de medios y de efectivos. No obstante, hacia 1988, el Frente Polisario y las Fuerzas Armadas Reales (FAR) llevaban doce años de agotadora e ininterrumpida guerra, por lo que, llegados a este punto, ambos bandos eran conscientes de que no podrían lograr nada mediante una victoria militar de uno sobre otro.
Cuando el Secretario General de Naciones Unidas visitó Rabat, el 2 de mayo de 1988, obtuvo el compromiso de Marruecos de celebrar un referéndum sobre el futuro del Sáhara (CURREA-LUGO, 2011: 112).
El 22 de noviembre de 1988, la resolución 43/33 de la Asamblea General de las Naciones Unidas reafirmaba el derecho del pueblo a decidir sobre su independencia y autodeterminación, y en 1989, una delegación del Frente Polisario se entrevistó con Hassan II. En esta entrevista se debatió sobre la celebración del referéndum y se propuso un cese de las hostilidades. Este hecho alentó las esperanzas de una solución pacífica al conflicto (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 1).
No obstante, Marruecos se mantenía a la espera de los acontecimientos, con el fin de poder ganar el referéndum. Por su parte, el Frente Polisario, contra todo pronóstico, realizó una serie de ataques: el primero, al muro de Guelta Zemmour; el segundo, en Hausa; el tercero, en Amgala; y el cuarto, de nuevo en Guelta. Estos ataques frenaron las negociaciones del referéndum.
Llegado el conflicto a la década de los noventa, se ponía de manifiesto cada vez más la necesidad de dar a una solución a tan pesada carga. El 29 de abril de 1991, el Consejo de Seguridad de la ONU, mediante la Resolución 690, aprobaba el informe presentado por el Secretario General, que establecía un pacto de paz que permitiese la realización de un referéndum. Igualmente, este proceso exigía el establecimiento de una Misión de Naciones Unidas  en el Sáhara Occidental. Esta misión recibió el nombre de MINURSO,y sería dirigida por un representante especial, un grupo militar, otro policial y otro civil (FUENTE COBO, 2006: 130).
Comenzaba un período de transición que debería terminar con la publicación de los resultados del Referéndum. A partir de 1992 no se produjeron conflictos en el Sáhara. Sin embargo, el proceso de paz ha pasado por diferentes períodos hasta la actualidad (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 98).

3.2. Fases de la paz

3.2.1. El Plan Baker y otros intentos de acuerdo


El 3 de septiembre de 1998 se cerró el proceso de identificación de las solicitudes para participar en el referéndum. Según los criterios de identificación establecidos en el plan de paz de MINURSO, son saharauis aquellos que ya fueron incluidos en el censo español de 1974. De las 147.249 solicitudes, sólo 84.249 fueron declaradas aptas, con lo cual, unas 80.000 personas inscritas presentaban un dudoso origen saharaui, por lo que el Frente Polisario no lo aceptaría.
En 1997 se expuso el Plan Baker, denominado así por haber sido formalmente propuesto por James Baker, representante del Secretario General Kofi Annan. El Plan Baker proponía la autonomía saharaui dentro de Marruecos y la convocatoria de un referéndum en cinco años. Este plan también fue rechazado por el Frente Polisario (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 4)..
En el año 2002 se propusieron entonces cuatro vías de solución:
1. Convocatoria de un referéndum: rechazada por Marruecos.
2. División del territorio entre Marruecos y el Frente Polisario en base a los límites establecidos en 1975: rechazado por Marruecos y el Frente Polisario.
3. Aplicación del Plan Baker: rechazado por el Frente Polisario.
4. Retirada de la Minurso: rechazado por el Consejo de Seguridad.

3.2.2.  El Plan Baker II


Ante la imposibilidad de aceptar ninguno de estos planes James Baker propuso en el año 2003 un nuevo plan de autodeterminación que suponía el proceso de elecciones autonómicas con votantes identificados como saharauis. Las competencias de gobierno se repartirían entre Maurruecos y el Frente Polisario y tras cinco años se decidiría el futuro del Sáhara en un proceso de autodeterminación. Este plan fue rechazado y Baker renunció a su cargo, siendo reemplazado por el belga Peter  Van Walsun (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 5).


3.2.3.  Últimas tentativas de paz en el Sáhara


En el año 2006, Hassan II fue sucedido por Mohamed VI, el cual ofreció a las Naciones Unidas solucionar el conflicto ofreciendo al Sáhara la categoría de autonomía incorporada dentro de Marruecos. No obstante, la hipotética soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental ni fue ni ha sido reconocida por las Naciones Unidas, mientras que unos setenta países han reconocido a la República Saharaui (CURREA-LUGO, 2011:110).
En 2007 el Frente Polisario y Marruecos volvieron a reunirse. El Frente Polisario insistió en su autodeterminación, mientras que Marruecos se mantuvo firme en su postura de gobernar el Sáhara mediante una autonomía administrativa, por lo que la situación continuaba estancada. Durante el año 2008, continuaron las reuniones, no obstante, nada  concluyeron y la situación continuó es punto muerto (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 7)..
A finales de ese mismo año, el Frente Polisario celebró su XII Congreso en el que se planteó volver a la lucha armada en caso de que las reuniones no prosperaran hacia la tan anhelada autodeterminación. Será precisamente en estas fechas cuando se produzca la muerte de un policía marroquí a manos de un grupo de manifestantes saharauis, siendo la primera muerte del conflicto más de 15 años (CURREA-LUGO, 2011: 114).
En 2009 fracasaría la cuarta ronda de negociaciones, puesto que el Frente Polisario rechazó al enviado de las Naciones Unidas, Peter Van Walsum, acusado de favorecer a Marruecos. Éste fue sustituido por el norteamericano Christopher Ross (FUENTE COBO, 2011:19).
En octubre del 2010, coincidiendo con el 35 aniversario de la Marcha Verde, el rey Mohamed VI se dirigió a la población en un discurso en el que volvió a hablar sobre la regionalización del Sáhara y su administración como provincia (FUENTE COBO, 2011: 21).  Marruecos y el Frente Polisario volvieron a reunirse sin concretar nada.
Finalmente, el 27 de abril 2011, por la Resolución 1979 el Consejo de Seguridad, se renovó el mandato de la MINURSO, reconociendo que, en caso de no llegar a un acuerdo, debería mejorarse por lo menos la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.

3.3. El papel de la ONU en el conflicto


Las decisiones que ha tenido que tomar la ONU con respecto al conflicto del Sáhara Occidental se iniciaron a partir de los procesos de descolonización del continente africano durante la década de los sesenta. Así pues, por medio de la resolución 1514 de 1960, la ONU se pronunció sobre el papel que debían tomar  las naciones colonizadoras con respecto a la independencia de las naciones africanas. No obstante, el conflicto del Sáhara se ha configurado como uno de los más difíciles de solucionar y longevos en el tiempo, puesto que ninguna de las partes están dispuestas a ceder en sus intereses y pretensiones (GONZÁLEZ et alii, 2009:113).
El Sáhara Occidental ha sido objeto de estudio por el Consejo de Seguridad de la ONU. La Asamblea General ha reafirmado el derecho del pueblo saharaui a su determinación y el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:157). La ONU ha intervenido en el conflicto del Sáhara mediante resoluciones del  Consejo de Seguridad y de la Asamblea General sobre la posición que deberían tomar cada una de las partes del conflicto. Uno de los mayores aportes de la ONU para la resolución del conflicto fue la creación de la llamada MINURSO, Misión de las Naciones Unidas para el Referendo en el Sáhara Occidental, que si bien ha logrado la presencia permanente de la ONU en la región, no ha conseguido poner punto y final al conflicto saharaui (GONZÁLEZ et alii, 2009:114).
Por medio de la solicitud realizada por las Naciones Unidas a España en el año 1965, España debía ceder su intervención en el Sáhara Occidental y realizar un referéndum. Sin embargo, debido a la negativa de Marruecos, este referéndum nunca pudo llevarse a cabo. A partir de 1975 la ONU buscará establecer la democracia en el Sáhara mediante pronunciamientos de carácter jurídico (GONZÁLEZ et alii, 2009:115).
Durante los años 1974-1975 la ONU solicitó una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia acerca de la situación jurídica del territorio. La Corte Internacional de Justicia extrajo dos grandes conclusiones (GONZÁLEZ et alii, 2009:115):
1) El Sáhara Occidental no es una tierra sin dueño, puesto que ya existían asentamientos antes de la llegada española a la tierra.
2) La Corte Internacional de Justicia no acepta el argumento que Marruecos utiliza para dar legitimidad a su ocupación en el Sáhara, basado entre jefes de las tribus de la región y monarcas marroquíes.
A comienzos de 1976, una vez retirada la administración española del territorio saharaui, la situación jurídica internacional del territorio sería la siguiente (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:153):
a)    El Sáhara seguía siendo territorio no autónomo.
b)    Marruecos y Mauritania tenían la condición de potencias administradoras temporales.
c)    España se había desligado de toda responsabilidad de carácter internacional con relación a la administración del territorio.
d)    El pueblo saharaui reclamaba el principio de libre determinación.
e)    En 1988 el Secretario General de Naciones Unidas junto con el Presidente de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la Unidad Africana presentaron un “Plan de Arreglo” cuyos principales puntos eran los siguientes (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:154):
f)     El compromiso a organizar un referéndum justo e imparcial.
g)    El nombramiento de un representante por el Consejo de Seguridad con la responsabilidad de velar por el buen funcionamiento del referéndum.
h)    La proclamación de un alto al fuego, supervisado por un grupo de observadores de Naciones Unidas.
i)     Las Naciones Unidas vigilarían el funcionamiento del referéndum, cuyos votantes serían aquellos inscritos en el censo realizado en 1974 por las autoridades españolas.
j)      Una vez terminado el censo, en pueblo saharaui elegiría libre y democráticamente la independencia o integración con Marruecos.
k)    Este Plan de Aplicación estaría dirigido por la MINURSO.

La llegada de la MINURSO al Sáhara Occidental surge de la necesidad de la ONU de garantizar la transparencia del referéndum y de velar por los derechos humanos.  A partir de su creación, una de las principales tareas de la MINURSO fue supervisar el alto el fuego en el territorio saharaui, si bien, este alto el fuego no se manifestó de forma total, puesto que continuó habiendo hostilidades  (GONZÁLEZ et alii, 2009: 117). Nuevas precisiones fueron añadidas a las funciones de la MINURSO, como el regreso de los refugiados con derecho a votar, la mediación para la liberación de los presos políticos y la garantía de la vida y los derechos humanos en territorio saharaui (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:157).
La MINURSO sigue establecida en el Sáhara, no obstante, sus funciones se han ido prorrogándose y el proceso de paz ha quedado paralizado desde 1996, ante el incumplimiento de Marruecos de consentir la realización de referéndum. El trabajo de la ONU en el conflicto del Sáhara Occidental ha sumado esfuerzos para contribuir a consolidad la paz en la región, esfuerzos no exentos de numerosas trabas por parte de Marruecos, del Frente Polisario, no obstante, la ONU no debería tener ninguna limitación para ejercer su autoridad ante ciertas situaciones. Las acciones de la comunidad internacional y de la ONU deberían ser fundamentales para lograr una solución definitiva al conflicto del Sáhara Occidental (GONZÁLEZ et alii, 2009:119).
Por lo tanto, el papel de la ONU ha sido permanente y constante en la región, con múltiples iniciativas plasmadas en sus pronunciamientos o resoluciones., fomentando el diálogo en las partes involucradas en el conflicto, sin embargo, no se ha logrado el acuerdo de las partes implicadas en el conflicto. Además los intereses internacionales en el territorio, como los fosfatos y los recursos pesqueros hacen aún más complejo lograr un consenso de todos los países implicados en el conflicto, dados los intereses que las potencias presentan en el territorio y hacen del territorio del Sáhara constituye aún un territorio no autónomo.





4. La situación de los derechos humanos                                          en el Sáhara Occidental


La lucha territorial entre Marruecos y la RASD ha traído como consecuencia importantes violaciones de derechos humanos en el territorio. La Constitución de Marruecos del año 2011 incorporó algunas cuestiones sobre derechos humanos en el territorio saharaui. No obstante, estas disposiciones no se tradujeron en avances sobre la mejora de los derechos humanos de la población. Muestra de ello son las sentencias que el gobierno marroquí aplicó en el año 2013 sobre un grupo de 25  saharauis por haberse manifestado pacíficamente, siendo nueve de ellos condenados a cadena perpetua. En cualquier caso, tampoco deben olvidarse las cuestiones humanitarias anteriores al “alto al fuego”, como el bombardeo de población civil o la creación de fosas comunes en las que reposan muchos miembros del Polisario (MARTÍN BERISTAIN, 2013).
Otro ejemplo de esto lo encontramos en los sucesos de Gdeim Izik, un campamento de unas 6500 tiendas  levantadas por los saharauis en señal de protesta contra las condiciones sociales y económicas del Sáhara Occidental. Cuando las autoridades marroquíes se dispusieron a desmantelar el campamento se produjeron duros enfrentamientos que se saldaron con la muerte de al menos dos civiles saharauis (GARCÍA FACHAL, 2015: 27).
Además, hay que destacar que Marruecos ejerce una soberanía en el 80% del territorio saharaui, por lo que a veces los Organismos Internacionales  no separan el territorio saharaui de Marruecos a la hora de elaborar sus informes. A esto hay que añadir que la misión de la ONU en el Sáhara Occidental, (Minurso) no tiene mandato para elaborar un informe sobre la situación de los derechos humanos en las zonas controladas por el Frente Polisario (GARCÍA FACHAL, 2015:14).    
Las restricciones que Marruecos impone sobre el Sáhara Occidental y los derechos políticos constituyen el principal problema del territorio. Atentar contra el rey, la monarquía o la soberanía que Marruecos defiende sobre el Sáhara Occidental constituye la pena máxima por parte del gobierno de Marruecos.  Libertades de prensa, de reunión, de asociación, detenciones arbitrarias, encarcelamientos y abusos físicos y verbales sobre los detenidos son algunas de las violaciones de derechos humanos que se cometen en el territorio saharaui (GARCÍA FACHAL, 2015:15)
Según el último Informe Mundial sobre la situación de los Derechos Humanos, en el Sáhara se producen las siguientes violaciones de derechos humanos:
- Libertad de expresión: la ley de prensa contempla penas de prisión por la difusión de información falsa que pueda perturbar el orden público. Las autoridades marroquíes ordenaron  el cierre de Al Jazeera en el año 2010 por cubrir el conflicto del Sáhara Occidental.
Con respecto a internet, en el territorio del Sáhara Occidental no hay acceso a internet y a menudo los medios de comunicación y blogueros que mantienen el derecho a la independencia del Sáhara son autocensurados. (GARCÍA FACHAL, 2015:16).
- Libertad de reunión: las fuerzas de seguridad del Sáhara Occidental reprimen de forma rutinaria cualquier reunión que sea considera hostil a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. Además, el Ministerio de Interior Saharaui requiere un permiso para llevar a cabo una manifestación que nunca o casi nunca se concede para manifestaciones de temática política. Igualmente, la policía tiende a dispersar grandes reuniones.
- Libertad de Asociación: las autoridades marroquíes niegan el reconocimiento legal a las organizaciones saharauis de derechos humanos que apoyen la independencia del Sáhara Occidental.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el pasado año 2013, cuando el gobierno marroquí no permitió al Colectivo Saharaui de Defensores de los Derechos Humanos registrarse como organización no gubernamental (GARCÍA FACHAL, 2015:19)
- Torturas y tratos inhumanos o degradantes: los tribunales privan de un juicio justo a los acusados en caso que tengan que ver con la seguridad del territorio saharaui. En febrero de 2013, el Tribunal Militar de Rabat condenó a 25 hombres saharauis a penas de cárcel, incluyendo nueve cadenas perpetuas, tras declararlos culpables por cargos derivados de la violencia que se desató el 8 de noviembre de 2010, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron el campamento de protesta de Gdeim Izik, en el Sáhara Occidental.
            Por lo que respecta a los campos de refugiados, son el resultado del éxodo de buena parte de la población saharaui desde 1975. Argelia abrió las puertas a los exiliados y les permitió instalar en su territorio, en la hamada, el lugar más inhóspito del desierto, sus campamentos (MARTÍN BERISTAIN, 2013).
            Miles de personas siguen viviendo, cuarenta años después, de forma totalmente provisional e inestable, gracias a la ayuda humanitaria de diversos organismos, como Amnistía Internacional o UNICEF (DUFFIELD, 2008:4). La cuestión es que toda una generación de saharauis ha nacido y crecido en un campo de refugiados, por lo que no se cansan de reclamar un acuerdo que permita a sus familias volver a sus casas o, por lo menos, buscar un hogar estable.
La tortura y los malos tratos son utilizados para obtener concesiones, especialmente a los defensores de la independencia saharaui. Durante las manifestaciones o cualquier tipo de protesta de carácter independentista, se han llevado a cabo incidentes y tratos degradantes. Cabe destacar también el difícil acceso de los familiares a la prisión de El Aaiún, única prisión en todo el territorio (GARCÍA FACHAL, 2015:16)
- Prisiones y centros de detención: las prisiones de Marruecos no cumplen con los estándares internacionales. Entre las carencias que éstas presentan se encuentran el hacinamiento, la falta de acceso a los servicios de salud, la falta de higiene y de nutrición y el abuso físico, del que antes hemos hablado.
- Arresto y detenciones arbitrarias: durante las grandes manifestaciones y protestas a favor de la independencia, se han llevado a cabo numerosas detenciones arbitrarias, a pesar de la prohibición de éstas. Según García Fachal (2015:16), durante el año 2014 se llevaron a cabo164 quejas a las autoridades sobre impunidad policial y detenciones arbitrarias.
- Libertad de Movimiento: no existen indicios de que se restrinja la libertad de movimiento de los saharauis que viven en los campamentos al Sáhara Occidental, sí que hay constancia de que éstos lo hacen a escondidas del Frente Polisario por miedo a posibles represiones.

El informe de Human Rights Watch titulado “La situación de los derechos humanos en el Sahara Occidental y los campamentos de refugiados de Tinduf” hacía las siguientes recomendaciones:
1.    Al Consejo de Seguridad de la ONU:
Ampliar el mandato de la MINURSO para que incluya la investigación sobre la posible violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
2.    Al Gobierno de Marruecos:
Permitir la observación en el territorio  de las condiciones de los derechos humanos. Revisar en el código los artículos sobre la penalización del código de prensa, de la Ley de Asociaciones o cualquier otra ley que penalice expresiones o actividades políticas. Procesar a los agentes públicos implicados en actos de tortura.
3.    A los campamentos de Tinduf:
Garantizar en todo momento el respeto por los derechos humanos en los residentes de los campamentos.Realizar una verificación sobre el terreno por parte de organizaciones y Organismos Internacionales de derechos humanos ante las denuncias de abusos contra los derechos humanos administrados por el Frente Polisario.
4.    Al Frente Polisario:
Permitir la verificación sobre el terreno  de las condiciones de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf  y en la parte del Sáhara Occidental controlada por el Frente. Garantizar los derechos de asociación, asamblea y expresión y movilidad de los residentes en los campamentos. Cumplir su promesa de erradicar cualquier vestigio de la esclavitud en los campamentos educando a los residentes y a todos los funcionarios públicos, animando a que denuncien estas conductas e investigando dichas denuncias.
5.    Al gobierno de Argelia:
Permitir la verificación sobre el terreno de las condiciones de derechos humanos en los campamentos de Tinduf por parte de un mecanismo competente de las Naciones Unidas. Modificar su posición aparente de cesión al Frente Polisario de la responsabilidad de la protección de los derechos humanos de la población de los campamentos de refugiados de Tinduf.


5. Relaciones internacionales: los actores del conflicto


            Son muchos los países que han intervenido en el conflicto del Sáhara a lo largo su historia. A continuación se presenta una síntesis de los principales actores internacionales que han formado parte de la cuestión y la forma en la que lo han hecho.

ESPAÑA

Su principal papel es el de potencia colonizadora. Como se ha comentado, la situación política española provocó una marcha rápida y poca participación en la solución del conflicto.
España está directamente implicada en el conflicto del Sáhara desde sus inicios, por lo que presenta motivos contundentes para no poder desentenderse de su solución. A su vez, los partidos políticos españoles se han servido de la cuestión del Sáhara como medio para hacer oposición (VAQUER I FANÉS,2007:126).
La muerte del dictador Franco el 20 de noviembre de 1975 abrió paso a una nueva etapa política cuyos protagonistas heredarían el conflicto del Sáhara. Así pues, la izquierda encarnada por el Partido Comunista y el PSOE negó el valor jurídico de los Acuerdos Tripartitos por ir en contra de la legalidad internacional y los principios y pactos asumidos por el Estado Español. El propio Felipe González visitó los campos de Tinduf, donde prometió “luchar por la autodeterminación del pueblo saharaui hasta el final”, o lo que es lo mismo,  su apoyo al Frente Polisario. El programa electoral del PSOE en 1977 defendía una política de amistad con Argelia en detrimento de Marruecos, a los que calificaba como reaccionarios (VAQUER I FANÉS, 2007:127).
El gobierno de Adolfo Suárez se centró en iniciar el camino de España hacia la integración europea, por lo que el conflicto del Sáhara quedó en un segundo plano. Según el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Ojeda, la responsabilidad española sobre el Sáhara había acabado con la retirada de las tropas en febrero de 1976. En este contexto de desentendimiento, en el que el proceso de descolonización había quedado incompleto, el PSOE y el PCE, reconocieron el Frente Polisario. Por su parte, la oposición de derechas insistía al gobierno en que diferenciase al Frente Polisario del pueblo saharaui, cuya autodeterminación había que defender (VAQUER I FANÉS, 2007: 129). Podemos concluir que en estos años había un cierto consenso en torno al derecho de autodeterminación del Sáhara, no obstante, mientras el PSOE estaba más cerca del Frente Polisario, el centro y la derecha estaba más preocupado por no irritar a Marruecos.
Con la llegada del PSOE al gobierno, éste actuó con una máxima cautela, pues no apoyó al Frente Polisario, no se reconoció la RASD y no se denunciaron los Acuerdos Tripartitos de Madrid, además se admitió el reconocimiento de la Administración maroquí en el territorio del Sáhara. Con estos hechos, el gobierno socialista marcó un giro en su política saharaui y se acercó más a Marruecos (VAQUER I FANÉS, 2007:131).
La política del PSOE descontentó al Frente Polisario. En 1983, se firmó en España un acuerdo pesquero que incluía las aguas del Sáhara Occidental, lo que provocó sucesivos ataques del Frente Polisario a barcos pesqueros españoles, lo que se saldó con la expulsión de los responsables del Frente Polisario en España y la clausura de sus oficinas. El Frente Polisario se convertía de ahora en adelante en un grupo hostil para Felipe González. El PCE, por su parte, reclamó el reconocimiento de la RASD y recriminó al PSOE el abandono del Frente Polisario a favor de una mejor relación con Marruecos (VAQUER I FANÉS, 2007:132).
En 1996  el  Partido Popular llegó al poder y con ello, un deterioro de la relación con Marruecos durante el gobierno de José María Aznar. En primer lugar, España no apoyó el Plan Baker I, que preveía una amplia autonomía saharaui bajo soberanía marroquí, además, el gobierno español inició una serie de duras declaraciones contra Marruecos acusándolo de ineficaz ante la llegada masiva de pateras a las costas españolas y por la ruptura de las negociaciones para el Acuerdo de Pesca en el año 2001. La crisis llegó a su punto fuerte con los incidentes del islote de Perejil, ocupado conjuntamente por fuerzas armadas marroquíes y españolas. El PP no había apoyado abiertamente al Frente Polisario, sin embargo, la sucesión de estos hechos dotaron a José María Aznar de una imagen antimarroquí (VAQUER I FANÉS, 2007:136).
En el año 2004, el PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, llega al gobierno. EN mayo de 2005 la cuestión del Sáhara vuelve a salir a la luz, cuando las fuerzas de seguridad marroquíes reprimieron duramente manifestaciones y protestas saharauis. Marruecos presentó al gobierno español un plan de autonomía para el Sáhara que, no obstante, no contemplaba la posibilidad de la autodeterminación del pueblo saharaui. Por su parte, el PSOE, incitó a Marruecos a hacer una referencia en la autodeterminación del pueblo saharaui, y además, acusó al Frente Polisario de mantener una postura muy cerrada con respecto a la propuesta marroquí. Al mismo tiempo, el Partido Popular criticó el alineamiento del gobierno del PSOE con Marruecos al mismo tiempo que intentó acercarse a los movimientos de apoyo al pueblo saharaui (VAQUER I FANÉS, 2007:137).
En definitiva, España ha intentado mantener una relación neutral en el conflicto, puesto que también tiene intereses comerciales en Marruecos y en Argelia, por lo que  no ha vuelto a pronunciarse sobre la autonomía saharaui (ZOUBIR, 2008:7). El pasado año 2015 se cumplieron 40 años de la Marcha Verde.Mohamed Abdelaziz, líder del Frente Polisario y Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) arremetió en una rueda de prensa que concedió en Madrid contra Marruecos, España y Francia, por ser los países que obstaculizan una solución al conflicto del Sáhara Occidental.

MARRUECOS

El conflicto del Sáhara apareció en 1975, durante la Guerra Fría, por lo que el mundo se dividió entre aquellas naciones en la órbita de influencia estadounidense o en la comunista, y, la guerra del Sáhara Occidental se vio comprometida por esta polarización.
Así pues, Marruecos se afianzaba en el lado occidental, coadyuvando coadyuvó a la derrota de las fuerzas comunistas en África, por lo que  obtuvo el apoyo militar, político y financiero de Estados Unidos y de Francia ((ZOUBIR, 2008:1)
Marruecos no percibe el conflicto del Sáhara como una lucha por la autodeterminación y descolonización del territorio saharaui, sino como una cuestión de unidad nacional: para Marruecos, la recuperación de las provincias del Sur, es decir, el Sáhara Occidental, es su principal objetivo. La posesión de Marruecos es totalmente opuesta a Argelia, a los saharauis y a la mayoría de los países africanos

ARGELIA

Argelia no estaba aliada con ninguno de los bloques que competían por la hegemonía mundial, pero sí se asoció puntualmente con la Unión Soviética. Se opuso a la ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos. Argelia había obtenido su independencia en 1962 y ahora mostraba su apoyo a la creación de un Estado independiente saharaui  (HODGES, 1983:66).

FRANCIA

Marruecos se apoyó desde los inicios del conflicto en la ayuda francesa. Francia es el primer socio comercial de Marruecos, además de tener cerca de un 70% de inversiones en el país. Además, los galos rechazaron un Estado saharaui influido por Argelia, lo cual desestabilizaría a Marruecos y haría peligrar sus inversiones (HODGES, 1983: 67).
A pesar de esto, Francia ha mantenido una política ambigua con respecto a Argelia, evitando las confrontaciones con el país, puesto que los recursos petrolíferos y el gas natural de Argelia no pasan desapercibidos  a las relaciones comerciales de Francia ((ZOUBIR, 2008:3).
Tanto Estados Unidos como Francia han afirmado ser neutrales en el conflicto de Sáhara desde sus inicios, no obstante,  ambos países han suministrado una ayuda militar masiva a las fuerzas armadas marroquíes, por lo que la ayuda militar les hace cómplices del conflicto colonial (HODGES, 1983:63).


ESTADOS UNIDOS

Estados Unidos ha sido un aliado estratégico de Marruecos, con el que mantiene buenas relaciones, al considerarle uno de los pocos países árabes que tiene buenas relaciones con Israel. Durante la Guerra Fría, Marruecos ejerció de defensa contra el comunismo. Estados Unidos consideraba la monarquía marroquí como un símbolo de estabilidad frente al comunismo (ZOUBIR, 2008:1).
Los principios retóricos sobre los que se basa la política de Estados Unidos con respecto al Sáhara Occidental siguen siendo los mismos que al inicio del conflicto armado: se reconoce la necesidad de que se aplique un principio de autodeterminación del pueblo saharaui, no obstante, se abstiene de opinar sobre si ha habido o no un acto de autodeterminación en el Sáhara, si bien no reconoce que los Acuerdos de Madrid de 1975 hayan supuesto un traspaso de la soberanía sobre el territorio a Marruecos. La motivación de esta política de abstención es la de evitar enemistarse con Marruecos y Argelia, países que los que mantiene estrechas relaciones comerciales. (FELIU, 2013:165).
Estados Unidos desde antes de la guerra entre Marruecos y el Sáhara Occidental suministraba armamento y adiestraba a una cantidad importante de fuerzas marroquíes. En el período de 1974-1975 Estados Unidos se convirtió en uno de los principales proveedores de armas.
En 1980 Ronald Reagan llega a la presidencia de Estados Unidos y muestra su incondicional apoyo a Marruecos frente a Argelia y el Frente Polisario, considerados por Estados Unidos como socialistas revolucionarios. Además, Estados Unidos se negó a  establecer contactos con el Frente Polisario (FELIU, 2013:166).
En la década de los 90, con la aprobación del Plan de Paz, Estados Unidos se mostró partidario de apoyar las negociaciones, a pesar de seguir suministrando ayuda económica  y militar a Marruecos. Sin embargo, durante la administración Bush, el asunto de las violaciones de derechos humanos en Marruecos adquiere mayor relevancia. Algunos de los casos más graves comienzan a ser difundidos de forma masiva, por lo que la administración Bush no puede negar la evidencia a pesar del apoyo que ofrece a Marruecos (FELIU, 2013:174). Por lo tanto, a pesar de una relativa neutralidad, Estados Unidos ha mantenido a lo largo del conflico una estrecha relación militar y económica con Marruecos.

MAURITANIA

Tras su intervención en el conflicto, la política exterior de Mauritania ha seguido una línea muy inconstante, debido a los continuos cambios de gobierno, y ha relegado a un segundo plano las relaciones con el Sáhara Occidental.

RÉPUBLICA ÁRABE SAHARAUI DEMOCRÁTICA

La ONU ha reconocido a las RASD a nivel internacional, y que en su Carta de Proclamación se considera “un Estado libre, independiente y soberano, regido por un sistema nacional democrático, árabe, de tendencia unionista, de confesionalidad islámica, progresista”.
LA RASD es la protagonista de un conflicto que aún está por terminar. Los tratados de paz, los referéndum que puedan llegar a plantearse deben buscar como finalidad el reconocer un Estado que tiene ya cuarenta años de Historia propia y que aún no ha podido ocupar su lugar dentro de la sociedad internacional.















CONCLUSIONES
HISTORIA DE LA DESMEMORIA

Desde 1975, la situación en el Sáhara no ha cambiado ostensiblemente: se ha mantenido el alto al fuego firmado a principios de los 90, pero la ocupación que ojos de los tribunales de justicia internacionales es ilegal, se ha mantenido, probablemente por el consentimiento de las potencias occidentales.
Marruecos dirige desde detrás de un muro la represión y el control de un territorio sobre el que nunca ha tenido potestad. Hace caso omiso de las peticiones de la ONU y no busca el acuerdo con el Frente Polisario para hacerle entrega de un territorio que, está claro, no quiere ser parte de Rabat.
Las sucesivas propuestas de paz y vías de negociación que se han planteado a lo largo del tiempo únicamente parecen alejar al pueblo saharaui de su derecho a decidir, porque cada día parece más evidente que la solución al conflicto pasará por un acuerdo en el que, tanto Marruecos como el Polisario, habrán de ceder.
¿Qué ha llevado al Sáhara Occidental a tantas dificultades para conseguir su libertad? Como hemos intentado plantear desde el principio, ni la colonización ni la descolonización del Sáhara se han producido en condiciones normales. España se hizo cargo de la coloniza africana como respuesta al malestar nacional por la pérdida de las colonias de Ultramar y, sobre todo, por el miedo a perder la propiedad de las Canarias.  La nostálgica y pesimista generación del 98 tomó posesión del Sáhara y se olvidó de él hasta que pudo sacarle algún tipo de partido con las prospecciones mineras de fosfato.
La salida de España del Sáhara, dos semanas antes de la muerte de Franco, supuso que el gobierno en funciones de aquel momento estuviera más pendiente de evitar tensiones internacionales que pudieran sumarse a los difíciles momentos que vivía la sociedad española en noviembre de 1975. Esto hizo que la metrópolis se olvidará de todos esos individuos que guardaban su DNI español y reclamaban libertad, autodeterminación, nación…
España, que no se había preocupado ni siquiera de que su salida del Sáhara fuera honrosa, tampoco intervino para dejar a esos ciudadanos que habían formado parte del país lo mejor situados posible. España no supo sacar partido de la situación; probablemente, tampoco supo comportarse.
El problema es que, hoy en día, la política española se mantiene al margen de la vertiente política del conflicto por temor a empeorar las relaciones con Marruecos y otros países árabes. Únicamente vislumbramos del Sáhara una parte humanitaria que, por otro lado, debería haber sido responsabilidad nuestra. Pero aunque tragedias como la de los refugiados han propiciado la presencia de un importante  número de centros de apoyo al pueblo saharaui, parece claro que no vamos a hacer más.
Si bien la ONU se ha encargado de propiciar la descolonización en todos aquellos estados sometidos a potencias extranjeras, el caso del Sáhara parece habérsele ido de las manos. El Sáhara es uno de los pocos espacios pendientes de ser descolonizados, pero mientras la comunidad internacional no asuma sus responsabilidades e inste al gobierno marroquí a respetar la legalidad, no habrá solución posible.
Marruecos debe propiciar, por de pronto, un canal de información más abierto que el que existe actualmente y, por tanto, más honesto. Debe permitir la entrada de instituciones de ayuda a la población saharaui y debe poner en marcha un planteamiento viable para solucionar el problema, porque, como plantea Nadal (MARTÍN BERISTAIN, 2013:10), mientras los organismos políticos no toman medidas, “todo un pueblo –muchos de cuyos integrantes tuvieron DNI español- sigue soportando el más terrible de los destierros en la más desolada esquina del Sáhara”.





REFERENCIA BIBLIOGRAFICAS

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[1] Algún autor propone que la descolonización debe ser entendida como un hecho histórico, en tanto que el Estado Romano, por ejemplo, también fundó colonias por todo Europa en su expansión territorial. No tendremos en cuenta esas consideraciones: como la mayoría de la literatura científica, utilizaremos el término “descolonización” únicamente para referirnos al proceso que ha tenido lugar en época contemporánea (MARTÍN DE LA ESCALERA, 1959:177).
[2] La nomenclatura de Tercer Mundo responde a la visión dual propia de la Guerra Fría, que entendía como Primer Mundo al bloque capitalista y como Segundo, al Comunista.
[3] Esto nos lleva a preguntarnos quién es saharaui: el Frente Polisario probablemente considere saharaui a los individuos autóctonos del Sáhara Occidental, mientras que el gobierno de Marruecos entenderá que también son saharauis aquellos grupos que se han trasladado desde el Norte. Ahora bien, ¿qué ocurre con los individuos nacidos en territorio saharaui de padres inmigrantes? ¿Qué consideración tienen ante las autoridades de los dos territorios?
[5]Se trata de un periodista nacido en 1942, perteneciente a la tribu Erguibat, aunque con nacionalidad marroquí, que ha sido considerado el padre del nacionalimo saharaui.