JOSE GESTO RODRIGUEZ, CÁTEDRATICO DE DERECHO INTERNACIONAL Y RRII |
Dr. JOSE GESTO RODRIGUEZ, CATEDRÁTICO DE DERECHO INTERNACIONAL Y RRII |
CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA Y ADMINISTRACIÓN |
"Hay muchos/as profesores/as y pocos/as dignos/as de tal nombre. Un/a buen/a profesor/a es aquella persona que siente una verdadera pasión por el conocimiento y además es un/a gran comunicador/a".José Gesto Rodríguez, P.h.D, 5
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"En una sociedad del aprendizaje cuanto más altas sean las responsabilidades, mayor será la necesidad de aprender". Wiesenthal H.
"Universities won´t survive. The future is outside the traditional campus, outside the traditional
classroom. Distance learning is coming on fast". Peter Drucker
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"La principal función del gobierno de una sociedad del conocimiento consiste precisamente en establecer las condiciones de posibilidad de la inteligencia colectiva". Daniel Innerarity
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"El espíritu de un guerrero no está orientado a quejarse, ni está orientado a ganar o perder. El espíritu de un guerrero sólo está orientado a la lucha, y cada lucha la vive como si fuera su última batalla en la tierra". Carlos Castaneda
El hombre mediocre aspira a confundirse en los que le rodean; el original tiende a
diferenciarse de ellos". José Ingenieros
"Los diarios sólo tienen dos cosas verdaderas: el precio y la fecha". Obdulio Varela, Futbolista Uruguayo
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«Si has perdido dinero, no has perdido nada, puedes recuperarlo con un buen negocio. Si has perdido el honor, has perdido mucho, pero puedes recuperarlo mediante un acto heroico. Si has perdido el coraje, lo has perdido todo». Frase inscrita en un edificio de una ciudad alemana.
"Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho". Ramón Llull
"Nada espero del hombre satisfecho que no siente falta de algo además de sí mismo. Es la criatura selecta, y no el hombre masificado, quien vive para servir. La vida no tiene sabor sin servicio". José Ortega y Gasset
"Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad (Homilía 2 de abril de 1978)".
Monseñor Oscar A. Romero, Arzobispo de la Republica de El Salvador, asesinado por defender la verdad. Si existe DIOS, Monseñor Romero es DIOS en persona. Gracias papa Francisco por hacerlo Santo. José Gesto
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"El individuo siempre ha tenido que luchar para no ser
abrumado por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás sólo y a veces asustado. Pero ningún precio a pagar es demasiado alto por el privilegio de ser dueño de ti mismo". Nietzsche
Amor Infinito
"La confianza del guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la aprobación a los ojos del espectador, y a eso lo llama certeza. El guerrero busca ser impecable frente a sí mismo, y a eso lo llama humildad. El hombre común está ligado a sus semejantes; el guerrero está conectado al infinito". Carlos Castaneda
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"Transigir con alguien que comete un acto indigno, equivale a aprobar ese acto". José Gesto Rodríguez
"Por la libertad así como por la honra Sancho, se debe aventurar la vida". Miguel de Cervantes
"Durante 20 años hay que impedir que este cerebro piense". Fiscal fascista que sentenció a Antonio Gramsci a 20 años de cárcel.
"La gente se siente sola porque construye muros en lugar de puentes". John Newton
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"La educación universitaria tiene estampada una fecha. Antes de esa fecha eres estudiante y después de ella, de la graduación, eres abogado, arquitecto, ingeniero, científico… Pero todos sabemos que eso no es verdad, que es muy arbitrario, que la enseñanza es una tarea para toda la vida, que realmente después de esa fecha no cambiaba nada. De hecho hay carreras que duran más o menos años según el país y cualquier título que consigas pierde su validez al cabo del tiempo.
Así que aquí va mi idea: las universidades deberían protegerte de la “obsolescencia de los títulos”. ¿Cómo? Pues a través de actualizaciones de tus estudios. Se podrían hacer cursos para después del trabajo, que duraran un mes o dos y sirvieran para refrescar lo aprendido y actualizar conocimientos. Serían cada diez años, además serviría para reencontrarse con los que fueron tus compañeros de Universidad y retomar viejas amistades que con el paso del tiempo se han ido perdiendo . De esta manera después de 10 años de obtener su título, los médicos tendrían una buena actualización de sus conocimientos sobre todo lo que se ha desarrollado en los últimos 10 años en la medicina o los ingenieros informáticos se adaptarían a los enormes cambios que supone una década en el avance tecnológico. Al final sería como una actualización de software, de firmware o de una aplicación del móvil pero por parte de tu universidad, que además te garantizaría un título para toda la vida". Martín Varsavsky, Agosto 2014
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Comida con Don Antonio Saez del Castillo, posterior a la entrega del Dr.h.c. del Instituto MATATIPAC, Tepic, México, en compañía de su familia y amigos en Madrid. |
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"Meditar es singlar, marinear entre problemas, muchos de los cuales vamos esclareciendo. Tras cada uno se divisa otro de costas aún más atractivas , más sugestivas. Sin duda reclama esfuerzo, constancia e ir ganando a los problemas el barlovento, pero no hay delicia mayor que llegar a costas nuevas...". Ortega y Gasset
"Todo esfuerzo intelectual que lo sea en rigor nos aleja solitarios de la costa común... y nos sitúa sobre <pensamientos insólitos> paridos en nuestra meditación". Ortega y Gasset
"Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho". R. Lulio
"Para regir bien una sociedad de hombres mediocres y volubles, hay que ser mediocres y volubles como ellos". J. Goubert
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Trabajo Académico
“El
conflicto del Sáhara Occidental”
Autor: José Gesto Rodríguez
http://lordgesto.blogspot.com
RESUMEN
El
presente trabajo pretende adentrarse en el proceso de descolonización del
Sáhara y el conflicto que tiene lugar todavía hoy en día entre el Frente
Polisario, que reclama el territorio colonial para la República Árabe Saharaui
Democrática, y el gobierno de Marruecos, que ocupa cerca del 85% del territorio
que un día fue colonia española. El proceso de colonización, que se inició en
un momento muy particular de la Historia de España, finalizó también en un
momento muy convulso, lo que quizá haya provocado una situación política que
aún está por resolver.
Ni los
intentos de la comunidad internacional, personificada en la Organización de
Naciones Unidas ni los gobiernes de ocupación y liberación han sido capaces de
llegar a un acuerdo que permita a la población saharaui recuperar su libertad.
Palabras
clave: Colonización; descolonización, Sáhara, ONU, España,
Marruecos, Frente Polisario.
ABSTRACT
This study aims to delve into the
process of decolonization of the Sahara and the ongoing conflict, Even
nowadays, between the Polisario Front, which claims the colonial territory for
the Sahrawi Arab Democratic Republic and the government of Morocco, which
occupies almost 85% of the territory that was once Spanish colony. The process
of colonization, which began in a very particular moment in the history of
Spain, also ended in a very turbulent time, which may have caused a political
situation that is still unresolved.
Neither attempts by the international
community, embodied in the United Nations Organization, nor the occupation and
liberation governments, have been able to reach an agreement that would allow
the Sahrawi people to regain their freedom.
Key words:
colonization, decolonization, Sahara, UN, Spain, Morocco, Polisario Front
SUMARIO
Introducción 6
Capítulo I:
Cuestiones previas 10
1. Geografía 10
2. Demografía 12
3. Economía 15
4. Educación 16
5. Evolución histórica del Sáhara 17
Capítulo II: El
periodo colonial 20
1. La colonización del Sáhara 20
2. Nacionalismo y resistencia 23
3. El nacimiento del Frente
Polisario 26
4. La decadencia española en el
Sáhara 28
Capítulo III:
Descolonización y conflicto 30
1. El fin del Sáhara español 30
2. La ocupación marroquí 31
3. El conflicto saharaui: la guerra
de resistencia
del Frente Polisario 31
3.1. Fases de la guerra 33
3.1.1. El Frente
Polisario vs. Mauritania 33
3.1.2. La reacción de
Marruecos 35
3.1.3. Del estancamiento
militar
a las
conversaciones de paz 37
3.2.
Fases de la paz 38
3.2.1. El Plan Baker y
otros intentos de acuerdo 38
3.2.2. El Plan Baker II 39
3.2.3. Últimas
tentativas de paz en el Sáhara 40
3.3. El papel de la ONU en el
conflicto 41
4. La situación de
los derechos humanos en
el Sáhara Occidental 44
5.
Relaciones internacionales: los actores del conflicto 48
Conclusiones 55
Referencias
bibliográficas 57
INTRODUCCION
IMPERIALISMO
Y COLONIZACION
Al mismo tiempo que se
desarrolla la Segunda Revolución Industrial y se consolida el capitalismo en
Occidente, existe un proceso de expansión de las sociedades europeas hacia el
resto del mundo (LANGHORNE, 1999: 22). Este fenómeno tiene profundas raíces en
la cuestión demográfica -se ha creado un excedente de población que conllevará
fuertes migraciones intercontinentales-, en la economía -existe la necesidad de
exportar capitales y mercancías excedentes, y de controlar las fuentes de
materias primas-, y finalmente, encontramos también raíces políticas e
ideológicas -consideraciones estratégicas entre estados y la “misión”
civilizadora de Europa (WABGOU, 2012: 37).
Esta expansión extraeuropea
permite calificar la coyuntura histórica del último tercio del siglo XIX y
principios del XX como la etapa inicial del imperialismo o “era de los
imperialismos”, y la expansión colonial es, sin ningún tipo de dudad, su
consecuencia más importante.
La exaltación de la potencia
nacional e imperial, de la primacía de la raza blanca, el triunfo del
darwinismo social y el cientifismo positivista acompañan y sostienen la
política de expansión colonial y económica. Así pues, la vanidad imperialista
es un rasgo común de la civilización europea e influye claramente en el proceso
de expansión colonial. Las potencias europeas no atendieron a las
características culturales, económicas o políticas de la sociedad africana
cuando se repartieron el territorio (WABGOU, 2012:41).
Otros autores, como
Langhorne (1999: 22) proponen que el Imperialismo y la presión colonial estén
directamente ligadas al hecho de que, en el siglo XIX, las potencias europeas
se miden entre sí por la evolución del tamaño y la estructura de sus formas
estatales. Esto, unido al proceso globalizador que parece poner fin al
aislamiento europeo y del que todos querían formar parte, lanzó a las grandes
potencias europeas a la conquista de África y Asia.
La propia presencia de los
europeos supondrá un cambio radical en la forma de vida de muchos de esos
pueblos colonizados, pero su integración dentro de las formas estatales acabó
derivando en una petición, en ocasiones incluso violenta, de libertad y
autonomía (WABGOU, 2012: 36; LANGHORNE, 1999: 34).
Se produce, en este sentido,
un despegue de los sentimientos nacionales en África y Asia similar al que
había aparecido en Europa durante el siglo XIX. A este respecto, es importante
tener en cuenta las teorías de Fusi (2006), que plantea que el nacionalismo
sería la herramienta que legitimaría la reacción antioccidental que en muchos
lugares fue el germen de la lucha anticolonial.
De esta forma, los cambios
políticos y sociales del periodo de postguerra en las potencias colonizadora y
en los territorios colonizados, a mediados del siglo XX, fomentarán los
procesos de independencia, auspiciados por la creación de la Organización de
Naciones Unidas. La mayoría de autores entienden por “descolonización”, el
“proceso de liquidación del sistema colonial en el mundo y la creación de
Estados independientes en los antiguos territorios dependientes, adoptado en
Naciones Unidas a partir de 1961” (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 80)[1].
En este sentido, debe
destacarse el papel de las dos organizaciones supranacionales surgidas de las
postguerras mundiales: la Sociedad de Naciones y Naciones Unidas. Bajo el
auspicio de la primera, el presidente Wilson introdujo el principio de
autodeterminación de los pueblos, así como el de responsabilidad internacional
sobre los pueblos dependientes (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 81).
La aparición de la
Organización de Naciones Unidas supuso un gran empuje al proceso
descolonizador. Siguiendo las propuestas generales que hace Martínez Carreras
(1995:84 y ss.), esta organización admitía los principios que acabamos de
mencionar, y su mérito es que, a partir de una base jurídica tan difusa y de
tan reducido alcance, se haya conseguido gestionar un proceso tan complejo a
nivel internacional.
Lo cierto es que no fue
fácil imponer a las potencias occidentales su salida de territorios de los que
se beneficiaban económica y políticamente, por ello debió firmarse en diciembre
de 1960 la Declaración sobre la concesión
de la independencia a los países y pueblos coloniales, en las que se
plantea que “el sometimiento de pueblos a la subyugación, dominación y
explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos
fundamentales, es contraria a la Carta y compromete la promoción de la paz y la
cooperación mundiales y, se proclama la necesidad de poner fin rápida e
incondicionalmente al colonialismo”.
En cualquier caso, pese a
que el proceso descolonizador consiguió salir adelante, no pueden obviarse toda
una serie de problemas, ya no en los estados colonizadores, sino en los
territorios independizados (MARTÍNEZ CARRERAS, 1987:259-261; DUFFIELD, 2008:4): por un lado, el resultado de la
descolonización en África y Asia supuso la aparición de un Tercer Mundo[2] con graves problemas de
desarrollo y desigualdad, tanto a nivel económico como social. Por otro, el
colonialismo derivó en muchos países hacia el Neocolonialismo, que supone la
independencia sociopolítica de la potencia europea, pero la dependencia total
en términos económicos.
El caso del Sáhara también
es conflictivo: se trata del único país africano en el que la descolonización
aún no ha concluido (SORIANO, 2012:624). En noviembre de 1975, España cedía a
Marruecos y Mauritania todo el
territorio del Sáhara Occidental, desentendiéndose de lo que aún hoy es un
problema.
Desde ese momento, la
población saharaui representada por el Frente Polisario reclama su derecho a la
autodeterminación ante Marruecos, que ha cercado el territorio con un muro de
más de 2.500 metros. Muchos de estos individuos han tenido que refugiarse en
campamentos en Argelia y viven a la espera de que, en algún momento, Marruecos,
el Polisario, la ONU o cualquier otro de los actores que participan en este
conflicto lleguen a un acuerdo para poder volver a sus casas.
Esto es precisamente lo que
se va a plantear aquí: ¿qué ha sucedido en el Sáhara para que se convierta en
un conflicto que parece no tener solución? ¿Tiene que ver el hecho de que la
colonización y la descolonización del Sáhara no hayan seguido los patrones
“normales” del resto de potencias europeas con el hecho de que siga existiendo
conflicto?
Vamos a presentar en este
ensayo una breve introducción a la sociedad y el espacio saharauis para luego
adentrarnos en la larga historia de la colonización española, entendiendo que
el conflicto no es sólo el que aparece tras la firma de los Tratados de Madrid,
sino desde el momento en el que un pueblo, el español, decidió gobernar a otro.
CAPITULO
I
CUESTIONES
PREVIAS
1. Geografía
El
Sáhara Occidental ocupa un pequeño espacio con un área aproximada de 266.000
km² en la costa del noroeste africano, por la que se extiende algo más de mil
kilómetros. Este territorio limita al norte con Marruecos; al noreste con
Argelia y al sureste con Mauritania.
Según
García Fachal (2015: 4-5), se podría dividir el espacio del Sáhara Occidental
en tres regiones distintas: por un lado nos encontraríamos con un espacio en el
nordeste, desde el Atlas a Zemmour, que estaría ocupado por un desierto rocoso
de relieve pronunciado y con algunos pozos dispersos.
La
segunda zona descrita por esta autora sería el espacio de algunos ríos que en
muchas ocasiones no son más que depresiones en las que se acumula el agua
cuando llueve. Por último, nos encontraríamos con el espacio del Río de oro,
ocupado por planicies y dunas, en el que el agua se filtra al subsuelo, por lo
que aparecen numerosos pozos.
Políticamente,
el Sáhara Occidental ha quedado dividido en dos espacios diferenciados, como se
aprecia en la imagen 2: por un lado, la zona gobernada por Marruecos, que ocupa
aproximadamente el 85% del territorio y toda la costa; y por otro, la zona
interior, limítrofe de Argelia y Mauritania, que permanece bajo el control del
Frente Polisario y está separada del territorio marroquí por una muralla de
2700 km.
Fuente:
García Fachal (2015:7)
2. Demografía
Por
lo que se refiere a la población, el Sáhara Occidental es uno de los
territorios menos poblados en el mundo, con 507.160 habitantes o una densidad
de 1,9 personas/km². Aproximadamente el 40% de esta población reside en El
Aaiún, la ciudad más grande del Sáhara y su capital. La lengua oficial de ambos
territorios –el ocupado y el de la RADS- es el árabe, pero gran parte de la
población sigue hablando el francés y el español como recuerdo del periodo
colonial.
En
cuanto a los datos migratorios, las características de buena parte de la
población –nómadas, refugiados, etc.- y el control de movimientos de población
derivado de la ocupación marroquí no permite obtener cifras exactas u
oficiales.
A
nivel sociodemográfico, debemos tener en
cuenta las modificaciones que ha supuesto en el Sáhara no sólo la ocupación
marroquí, sino también el periodo colonial. Como plantean algunos autores (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 4), son
los Estados los que configuran la evolución de la población o su distribución
geográfica, y más en el caso colonial, donde esto supone una “garantía de
afección personal a los Estados respectivos y de consolidación de su poder”
Con
el fin de controlar a los diferentes grupos de población local, el gobierno
español y posteriormente el marroquí hubieron de llevar a cabo diversas
estrategias para sedentarizar a la población, como las medidas sanitarias,
educativas o simplemente la apertura de nuevos pozos que sirvieron como focos
de atracción para las comunidades itinerantes del Sáhara (DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 7).
Estos
mismos autores explican como Marruecos utilizó como medida indirecta para la
estabilización de la población la construcción de viviendas para los exiliados
de Tinduf, que para el gobierno de Rabat tienen consideración de rehenes.
En
cuanto a la etnia de la población, García Fachal (2015: 9) afirma que
“étnicamente, el 99% de los saharauis son una mezcla entre árabe y bereber”.
Durante el periodo colonial habría que tener en cuenta también a los grupos
“europeos” que convivían con la población local, formados por funcionarios,
empresarios y militares, y que, como muestra el siguiente gráfico, en ocasiones
llegaron a algo más del 25% de la población censada en la colonia:
Fuente:
Díaz Hernández et alii, 2014:6
En
la actualidad estos grupos de población “europea” han desaparecido (HERNÁNDEZ,
2010:7) y habría que atender a las consideraciones de algunos autores, como
Veguilla del Moral (2013: 3), que ponen de relieve la existencia de dos grupos
étnicos: los saharauis autóctonos y los inmigrantes del norte[3].
De
cualquier forma, para algunos autores, la identidad saharaui está directamente
relacionada con su posición con respecto al conflicto por la ocupación marroquí
(BARREÑADA, 2012:10). En el territorio ocupado la población local se ha
enfrentado a los llamados “falsos saharauis”, colonos del norte del Sáhara con
nacionalidad marroquí. De esto se deriva que hoy en día parece que “ser
plenamente saharaui es ser nacionalista saharaui” (BARREÑADA, 2012: 10).
3. Economía
La
riqueza saharaui se sustenta sobre la industria pesquera, las minas de fosfato
y el pastoreo de los grupos nómadas, que han favorecido una pequeña economía
del mercado libre. Las condiciones
geográficas y climáticas no favorecen a la agricultura, por lo que la mayoría
de productos alimentarios han de ser exportados.
La economía saharaui se puede definir
como una economía de subsistencia, el saharaui
es pastor nómada, recorre largas distancias en busca de pastos y de
terrenos aptos para la siembra, aunque la agricultura apenas existe, en los
terrenos arcillosos y semihúmedos se suelen sembrar cereales, especialmente
cebada[4].
Su larga costa favorece la explotación pesquera,
de la cual España se ha estado beneficiando durante más de cinco siglos. Tony
Hodges (1983:17) estima que la costa saharaui puede soportar un volumen anual
de hasta dos millones de toneladas de capturas, lo que sitúa a la costa
saharaui como uno de los mejores bancos pesqueros del mundo. Hacia 1983 la
flota española que partía desde Canarias a la costa saharaui realizaba unas
250.000 toneladas de capturas al año. Además de la industria pesquera, también
se extrae sal en lajas de la costa saharaui.
Tras los descubrimientos petroleros hallados
durante la década de los sesenta del siglo pasado las empresas petroleras
pusieron su punto de mira en el Sáhara Occidental. En 1964 se habían localizado
27 pozo, no obstante, ninguno de ellos resultó lo suficientemente rentable como
para operar en él, por lo que el interés de las petroleras de desplazó hacia
las plataformas marítimas, no obstante,
como consecuencia de la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, la
concesión de bloques de prospección se dificultó notablemente (HODGES,1983:17).
Durante la década de los cincuenta se encontraron minas
de hierro en tres regiones: Agracha, Zuerat y Gara Yebilet, sin embargo, las
compañías no han mostrado interés por iniciar una explotación intensiva del
mineral (HODGES, 1983:17).
Sin embargo, van a ser los fosfatos los pongan al
Sáhara en el mapa minero mundial. Aunque durante los años cuarenta ya habían
sido descubiertos los yacimientos de fosfatos, su explotación sistemática no se
realizará hasta los años sesenta, con la creación de la Empresa Nacional Minera
(EMINSA) en 1962 (HODGES, 1983:18). Como explicaremos a continuación, la
extracción de fosfatos podría haber cambiado la vida saharaui, sin embargo, los
continuos conflictos que se han librado en el terreno han paralizado su
extracción y el consiguiente desarrollo de la sociedad saharaui.
El
problema ante el que nos encontramos es que la situación de conflicto que vive
el Sáhara hace que ninguna institución financiera como el Banco Africano de
Desarrollo tenga información sobre el Sáhara Occidental.
Fiscalmente,
el territorio ocupado por Marruecos se ha visto beneficiado de un estatuto
individual que ha supuesto la exención de impuestos para sus habitantes así
como la mejora de los mismos para las empresas que se instalaran en el Sáhara marroquí
(DÍAZ HERNÁNDEZ ET ALII, 2014:11).
4. Educación
No existe en el Sáhara Occidental información sobre un sistema
educativo que no esté vinculado al sistema educativo impuesto por Marruecos. En
la parte del territorio saharaui controlada por Marruecos la educación es
obligatoria y gratuita desde los 5 hasta los 15 años, sin bien, la tasa de
analfabetismo de la población adulta oscila en el 56% y en las mujeres alcanza
hasta el 90% (GARCÍA FABCHAL, 2015:6).
Según Gómez Justo (2013:265) durante la colonización española en
el Sáhara, no existió ningún saharaui universitario y existían únicamente tres
colegios, dos en Smara y uno en El Aaiún, donde también había un instituto de
bachillerato.
5. Evolución histórica del Sáhara
La siguiente
tabla nos permite observar cómo ha evolucionado la sociedad saharaui, que pese
a mantener una organización social basada en las tribus, ha logrado, desde el
siglo XVIII y con una colonización que aún hoy perdura, crear unas estructuras
estatales que, finalmente, son las que reivindica el Frente Polisario desde la
RASD.
Periodo
|
Dinastías
|
Poder estatal
|
Población y modos de
vida
|
ss. IX/X
|
Idrisies
|
Territorialización, nacimiento del primer estado y legitimación
cherifiana.
|
Pastoreo, control del comercio sahariano y comerciantes
|
ss. XI/XII
|
Almorávides
|
Nacimiento de la idea imperial. Expansión territorial y económica.
|
Soldados guerreros, control del comercio y control político.
|
ss. XII/XVI
|
Almohades/Merinidas y Watasies
|
Continuidad imperial, más interesados
en el norte y Al Andalus.
|
Llegada de los árabes
hilalianos. Descenso de la población. Autonomía y control de los oasis.
|
ss. XVI/XVII
|
Saadies
|
Lucha por la reunificación Yihad
|
Comerciantes, pastores y guerreros. Control del comercio.
|
ss XVIII/XIX
|
Alauitas
|
Consolidación del estado. Control de
los territorios
|
Comerciantes, pastores y guerreros. Territorialización
y Ba'aia. Reestructuración de las relaciones de poder de las tribus. Establecimiento
de la cofradía Ainía. Resistencia colonial.
|
s. XX
|
Alauitas
(Colonialismo español)
|
Destrucción del estado
|
División espacial y desterritorialización. Transformaciones económicas
ligadas a las necesidades coloniales. Integración en la economía nacional
española.
|
ss. XX/XXI
|
Alauitas
|
Independencia y nacimiento del estado nación
|
“Reterritorialización” e
inclusión en el estado marroquí. Integración política y económica.
|
Fuente:
HERNÁNDEZ, 2010.
No
vamos a revisar toda la historia del Sáhara, pero sí debemos observar cómo
cuestiones que ya hemos tratado, como la demografía, la economía y
evidentemente, la sociedad son el resultado de las transformaciones derivadas
del proceso de colonización. La llegada e Españoles y la posterior ocupación
marroquí supuso el establecimiento de fronteras, la sedentarización de la
población y la creación de mercados locales, entre otros. Como muestra el
cuadro anterior, entre el siglo IX y el XIX, durante mil años, la economía del
territorio saharaui estaba basada en el pastoreo y el comercio. Las necesidades
de España y Marruecos han supuesto un cambio a todos los niveles que ha
conformado unas condiciones especiales para el desarrollo particular de la
República Árabe Saharaui Democrática.
CAPITULO
II
EL
PERIODO COLONIAL
España
volvió a interesarse por la costa africana a finales del siglo XIX, en unos
momentos en los que la presencia europea en África era ya notoria, como hemos
comentado. Francia se había apropiado de Arguin y la compañía comercial
británica North-West Africa Company
se había establecido en 1879 en Tarfaya, ciudad del extremo sur de Marruecos,
situada frente a las Canarias. Esto último supuso para el gobierno de la época
una amenaza sobre la propiedad de las islas africanas. También influyó en el gobierno la presión de
algunos sectores nacionalistas del país, que veían con buenos ojos emprender
una campaña africana para resarcirse de la pérdida de las colonias americanas (DÍAZ
HERNÁNDEZ ET ALII, 2014: 1).
Será
precisamente a finales del XIX cuando empiecen a ponerse en marcha diversos
grupos como La Sociedad Española de
Africanistas y Colonistas,
fundada en 1883, que promocionó la expedición de Emilio Bonelli Hernando al Sáhara
un año después, o la Asociación Española
para la Exploración de África, fundada en 1977 (HODGES, 1983:13). Estas
sociedades obtuvieron pronto el apoyo de múltiples grupos de presión que tenían
intereses empresariales en la costa del Sáhara. Estos grupos contaban, además,
con el apoyo de la familia real y de políticos destacados.
1. La colonización del Sáhara
De
este modo, el 7 de diciembre de 1884, el gobierno español presidido por Cánovas
proclamó el Protectorado Español de la Costa Africana, y en 1885, se fundó en
la Bahía de Río de Oro el asentamiento de Villa Cisneros. La franja que
comprendía el territorio entre Cabo Bojador y Cabo Blanco fue puesta bajo la
administración del Ministerio de Ultramar del Gobierno de España, y mediante
cuatro convenios franco-españoles, firmados entre 1886 y 1912, fueron delineadas las fronteras del
territorio conocido como Sáhara Español (SALOM, 2003:270).
No
obstante, Villa Cisneros fue el único asentamiento español en el Sáhara
Occidental hasta 1916, año en que se fundó un segundo establecimiento en
Tarfaya. Cuatro años más tarde, en 1920, se fundó un tercer asentamiento
en La
Güera. España no dio demasiadas muestras de interés sobre el Sáhara
Español durante los primeros años de la colonización. Un ejemplo de esto se
observa en el fracaso de las factorías comerciales que Emilio Bonelli Hernando,
comisionado real, instaló a finales de 1884 en la Bahía de Cintra, Cabo Blanco
y la Península de Dajla. Las dos primeras fueron quemadas por los indígenas y
la última fracasó como consecuencia de su mal emplazamiento y por los esfuerzos
del gobierno francés y del Sultán Hassan I por evitar la instalación de los
colonos españoles.
Además,
el Sáhara español se convirtió en el refugio de grupos de guerreros nómadas que
intentaban resistir al avance francés hacia Argelia, Mauritania y Marruecos.
Estos grupos partían desde estos territorios para caer en emboscadas sobre las
tropas francesas y las tribus que se habían unido a ellas. Sólo en 1934, los
ejércitos galos de Mauritania, Marruecos y Argelia acabaron con estos grupos
mediante una campaña militar en las regiones fronterizas del Sáhara
noroccidental.
El
Sáhara español, pues, fue una colonia con escaso protagonismo para la metrópoli
hasta finales de la década de 1950, cuando el descubrimiento de los importantes
recursos mineros que albergaba en su territorio, y las nuevas circunstancias
internacionales, dotaron al Sáhara español de un importante protagonismo, marcando
su devenir hasta la actualidad.
En
marzo de 1956 se firma en París el acuerdo por el que el gobierno español se
retiraba del territorio del antiguo protectorado de Marruecos, que obtenía así su
independencia. No obstante, ni Ifni ni la provincia de Tafaya fueron entregados
a Marruecos, usando el argumento para ésta última de que formaba parte del
Sáhara.
Esta
decisión coincidió con el auge de las teorías nacionalistas de Allal-el-Fassi,
considerado el padre del nacionalismo marroquí y jefe del partido nacionalista
Istiqlal. Durante los últimos años del protectorado, este teórico había
desarrollado la tesis del Gran Marruecos, estableciendo las fronteras que habían
de construirlo. Para ello, elaboró un mapa publicado en el periódico Al Alam en febrero y marzo de 1956
(ALGUERÓ CUERVO, 2006: 116). Este plano determinaba que el Gran Marruecos estaría compuesto por un basto
territorio comprendido por Argelia, Mali, la totalidad del Sáhara Occidental y
Mauritania hasta los confines del Río Senegal.
Mohamed
V se sirvió de esta tesis, más mitológica que real, e inició una operación por
la que reclamaba para Marruecos territorios cuya pertenencia era para él
indiscutible, como Ifni o Tánger, así como otros territorios como el Sáhara
Español o Mauritania, cuya pertenencia a Marruecos resultaba imposible de
asimilar.
El
Ejército de Liberación Marroquí emprendió a finales de 1957 una marcha hacia el
interior del Sáhara, atacando a las guarniciones españolas y a los puestos
avanzados franceses de Mauritania. En febrero de 1958, una operación franco-española,
llamada Teide por los españoles y Ecouvillon
por los franceses, pacifica el Sáhara Español.
No
obstante, al finalizar el conflicto, España entrega a Marruecos Tarfaya,
coincidiendo con la provincialización de
los territorios que comprendían el África Occidental Española, constituyendo, a
partir de 1961, dos provincias: el Sáhara Español e Ifni. Tanto el gobierno
como la administración de las nuevas provincias dependerían de la Dirección
General de Plazas y Provincias Africanas.
De
esta forma, España jugaba a su vez una baza magistral ante el Comité de
Descolonización de las Naciones Unidas, puesto que al ser considerados estos
territorios como provincias españolas, estaban libres de someterse a un proceso
de descolonización. A pesar de esto, en 1963, el Comité de Descolonización de
la ONU dictaminó igualmente la necesidad de la descolonización del Sáhara
Español (CARRO, 1976:27). España respondió prometiendo un referéndum sobre su
autodeterminación a partir de 1966, año en el que supuestamente el Sáhara
estaría preparado para su independencia. No obstante, esta promesa terminó
siendo para los saharauis una cruel burla.
El
Sáhara Español será dirigido al igual que la metrópoli, a partir de un gobierno
autoritario y un Estado policial. En realidad, el Sáhara español era una
colonia militar gobernada por militares. A partir de 1967, la representación
política saharaui se empezó a ejercer a través de la Yemaá territorial, una especie de parlamento regional, cuyos
miembros, todos ellos saharauis, representaban a las tribus. No obstante, su
papel era meramente consultivo, ejerciendo más como testigo de las decisiones
de la metrópoli, que como partícipe de ellas, reprimiéndose de hecho cualquier
intento de oposición a la administración española.
2. Nacionalismo y resistencia
A
partir de los años sesenta, la presencia
española en el Sáhara parecía ser eterna, coincidiendo además, con el
descubrimiento de los minerales en el terreno, lo que atrae inversiones
españolas en la región. Van a ser los fosfatos los que hagan del Sáhara
Occidental un enclave minero relevante. En 1962 se fundó la Empresa Nacional Minera del Sáhara
(ENMINSA), que estimó unas reservas totales de 10 millones de toneladas sobre
el territorio (HODGES, 1983:17).
España en 1969 había creado una empresa específica para la extracción de fosfatos,
Fosfatos
Bu Craa (Fosbucraa) y en 1972 comenzó a exportar fosfatos.
El
descubrimiento de los fosfatos y sus rentables beneficios repercutió en unos
visibles cambios en la sociedad saharaui ya desde finales de los años 60 y
comienzos de los 70. La población evolucionó de una vida nómada al asentamiento
en las ciudades en busca de un empleo y de una mejora en su calidad de vida y,
como no podía ser de otra manera, estos
profundos cambios en la colonia unidos a su férrea administración por parte de
la metrópoli española, contribuyeron al desarrollo de movimientos nacionalistas
saharauis, primeros embriones de lo que posteriormente será el Frente
Polisario.
Los
ingresos que proporcionaba la extracción del mineral parecían proporcionar al
Sáhara Occidental la posibilidad de emancipación que tanto tiempo llevaba
buscando, pero la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos perjudicó a la
industria y acabó con el sueño de un Estado Saharaui independiente.
Los
movimientos nacionalistas en el Sáhara Occidental vinieron a converger en una
época en la que prácticamente no quedaban territorios coloniales en África.
Marruecos había recuperado su independencia y había obtenido Tarfaya, y al
reino alauí le siguieron Mauritania y Argelia
En 1969 únicamente las provincias potuguesas de Guinea, Angola,
Mozambique, Cabo Verde y el Sáhara Español continuaban aún colonizadas en
territorio africano. La población saharaui, sobre todo el sector más joven, era
consciente de la necesidad de asumir un propio camino frente al férreo control
ejercido por España. Comenzaron, pues, a gestarse los primeros movimientos
saharauis de insumisión hacia las autoridades españolas.
El gobierno
español no fomentó la inclusión de los saharauis dentro del Estado. Si bien es
cierto que la minería había mejorado la economía colonial, el índice de paro
seguía siendo alto, y los trabajos estaban mal pagados, siendo insuficientes
para mantener a una familia. Un ejemplo de esto lo encontramos en los saharauis
empleados en el yacimiento de fosfatos situado en Bucraa, de muy difícil
acceso, o en la construcción de carreteras. Además, la población saharaui vivía
a menudo en jaimas o barracas de maderas y el acceso a la educación era
prácticamente nulo: no existía ningún centro universitario y únicamente
existían dos colegios, uno en Smara y dos en El Aaiún, donde también había un
instituto en el que estudiar el Bachillerato (GÓMEZ JUSTO, 2013:266).
Si
observamos la situación de la población saharaui en ese momento, es lógico
pensar en el surgimiento y la consolidación de movimientos sociales de
protesta, como, efectivamente, ocurrió. Mohamed Sidi Brahim Basir, popularmente
conocido como Basiri[5],
fundó en 1966 la revista nacionalista saharaui Al-Shihab, que rápidamente se convirtió en el órgano de expresión
pública de los saharauis para plasmar su deseo de tener un Estado propio (GÓMEZ
BUSTO, 2013: 266)
El
18 de diciembre de 1969 nació el Movimiento de Vanguardia para la Liberación
del Sáhara (MVLS), liderado por Basiri, antecedente del actual Frente
Polisario. Sus miembros eran, principalmente, trabajadores de la construcción
de carreteras y mineros, y sus aspiraciones aún no habían degenerado en la lucha
armada, sino que se limitaban a un reconocimiento autonómico dentro del Estado
Español que salvaguardara la conservación de su identidad saharaui, así como la
protección española de las fronteras del Sáhara Occidental ante posibles
anexiones de sus vecinos, especialmente Marruecos.
El
17 de junio de 1970, Basiri convocó dos
manifestaciones en El Aaiun. Una de ellas, la manifestación oficial, fue
organizada en apoyo a España ante las conversaciones que durante esos días
estaba teniendo el gobierno con los monarcas de Marruecos, Mauritania y
Argelia, en las que se estaba debatiendo el reparto del territorio del Sáhara. La segunda manifestación, no oficial, fue convocada
en el barrio de Jatarrambla, a las afueras de la ciudad, con el fin de
protestar contra la cesión de territorios que España había realizado a favor de
Marruecos, Argelia y Mauritania.
Pese
a tratarse en ambos casos de un activismo pacífico, el gobierno saharaui
intentó disolver la segunda manifestación sirviéndose de la policía y, en
última instancia, dada la incapacidad de ésta, una compañía del III Tercio de
la Legión disolvió la manifestación abriendo fuego. Las bajas fueron múltiples
y Bassiri fue capturado, desapareciendo de la escena nacionalista saharaui para
siempre.
Los
sucesos de Jatarrambla suponen un punto de inflexión en el nacionalismo
saharaui, puesto que se había hecho manifiesto que nada iba a conseguirse por
la vía democrática. El nacionalismo saharaui sólo podía triunfar sirviéndose de
la lucha armada. El 10 mayo de 1973 se funda el Frente Popular de Liberación de
Saguía el Hamra y Río de Oro.
3. El nacimiento del Frente Polisario
El
Frente Polisario surgió como consecuencia del encuentro de dos grupos
nacionalistas saharauis: el primero, procedente de Tan-Tan, en Marruecos, e
integrado por estudiantes; y el segundo, formado por saharauis procedentes de
Zouerate, Mauritania, donde se funda el Frente. Del encuentro de estos dos
grupos surgieron las bases del nuevo movimiento: practicar la lucha armada
contra los españoles para conseguir la independencia de su territorio, tal y
como reza el Artículo 1 de los Estatutos del Frente Polisario:
“El
Frente Polisario es un movimiento de Liberación Nacional, fruto de una larga
resistencia saharaui contra todas las formas de dominación extranjera, en el
que están movilizados voluntariamente los saharauis para la lucha de
independencia nacional y para la recuperación de la soberanía saharaui en la
totalidad del territorio de la RASD” (GÓMEZ BUSTO, 2013: 269).
El
Polisario nació con un programa de corte socialista y panarabista, basado en la
lucha armada, al estilo de los movimientos de liberación representados por
Nasser, en Egipto, o Gadafi, en Libia. Su primer secretario general fue Brahim
Ghali al que siguió El Uali, tras la celebración del Segundo Congreso del
Frente, celebrado entre el 25 y el 31 de agosto de 1974. A partir de entonces,
el Frente se convirtió en un auténtico movimiento de masas saharauis, como
consecuencia de la amenaza que estaba sufriendo el Sáhara en ese momento por
parte de Marruecos.
Desde
su fundación hasta la salida de los españoles del Sáhara Occidental, el Frente
Popular llevó a cabo una guerra de guerrillas contra las tropas colonizadoras.
Los grupos guerrilleros del Frente Polisario partieron desde Mauritania y
Argelia, que habían puesto su territorio a disposición del grupo, y se
adentraron en territorio español. Desde Libia, además, recibieron el apoyo de
Gadafi, que les proporcionó armas, y desde Argelia, ropa y alimentos.
El
Frente Polisario llevó a cabo la primera acción armada el 20 de mayo de 1973,
atacando un destacamento español que vigilaba un pozo al norte de Echeiría
(GÓMEZ BUSTO, 2013). Desde 1974 hasta 1975, el Polisario llevó a cabo unos
treinta ataques contra patrullas y puestos españoles, convirtiéndose progresivamente,
en una organización militar de gran importancia, con una base principal estable
en Tinduf.
Pero
el Frente Popular realizó otras acciones además de la guerra de guerrillas,
como sabotajes, manifestaciones y protestas e incluso la captura de miembros de
patrullas españolas. Ejemplos todo ello pueden ser el sabotaje en la cinta
transportadora de Fos Bucraá, en 1974 o el secuestro de la patrulla de la
Agrupación de Tropas Nómadas “Domingo”, en colaboración con los soldados
nativos que se rebelaron contra sus mandos, produciéndose el fallecimiento de
un soldado peninsular.
El
último ataque del Frente Polisario a las fuerzas españolas se llevó a cabo en
junio de 1975, cuando se ocupó, por primera vez, un poblado y su guarnición, el de Guelta. No
obstante, las tropas del Frente tuvieron que retirarse ante la llegada de
refuerzos.
El 12
de mayo de 1975 una misión de la ONU visitó El Aaiún para comprobar in situ la repercusión que estaba
teniendo el Frente Polisario en la sociedad saharaui. Los delegados de Naciones
Unidas evidenciaron en su visita el nivel de popularidad que el Frente
Polisario había alcanzado al ser recibidos por una multitud de banderas y
reconocieron a este grupo como único representante de la voluntad del pueblo
saharaui.
No
obstante, a pesar de las esporádicas victorias del Frente Polisario hacia las
tropas colonizadoras, para España el auténtico peligro se encontraba en la
posibilidad de un enfrentamiento con Marruecos a causa de la política anexionista
de su monarquía.
El
gobierno español había intentado dilatar lo máximo posible en el tiempo la
descolonización del Sáhara, jugando con el concepto de provincias y territorio
colonizado con el fin de calmar las aspiraciones de la ONU. Franco se oponía a
cualquier salida de la administración española en el Sáhara Occidental (FUENTE
COBO, 2006: 43).
4. La decadencia española en el Sáhara
Sin
embargo, la situación española en la colonia era cada vez más peliaguda. La
capacidad de movilización y de organización del Sáhara se hacía cada vez más
evidente, por lo que en la metrópoli empezó a hablarse de la celebración de un
referéndum en 1975, que sería ratificado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, dejando a Marruecos a las puertas de apropiarse del territorio
saharaui.
Ante
este giro en los acontecimientos, Hassan II convocó una rueda de prensa el 17
de septiembre de 1974 y anunció su intención de recurrir al Tribunal Internacional
de Justicia de la Haya, buscando una sentencia sobre la situación del Sáhara.
Si se declaraba que el Sáhara no tenía dueño, Marruecos acataría la decisión de
celebrar un referéndum, pero si el Tribunal dictaminaba que Marruecos tenía un
mínimo de jurisdicción sobre el Sáhara, solicitaría ante las Naciones Unidas el
inicio de negociaciones entre Madrid y Rabat para la transferencia de su
soberanía. La petición del monarca fue aceptada por el Tribunal (FUENTE COBO, 2006:
44).
El
rey marroquí ganó tiempo con esta maniobra y, entretanto, firmó un pacto
secreto con Uld Daddah en octubre de 1974, mediante el cual el territorio que
formaba el Sáhara Occidental sería dividido entre Marruecos y Mauritania.
Estados Unidos aceptó este pacto, puesto que, de acuerdo con la doctrina Truman, llevada al Congreso el
12 de marzo de 1947, una de sus principales misiones a nivel internacional era frenar
todo avance del comunismo en Europa y en el mundo, por lo que la creación de un
Estado socialista en la costa africana no sería aceptado por Estados Unidos.
Finalmente,
la Corte Internacional de Justicia, tras celebrar 27 sesiones en La Haya
durante los meses de junio y julio de 1975, a las que asistieron los representantes de los gobiernos de España,
Marruecos, Mauritania y Argelia –nótese la ausencia del Polisario-, decidió que el Sáhara Occidental no había sido
tierra de nadie antes de la ocupación española. Determinó además, que no existía
ningún vínculo entre el Sáhara Occidental y el Estado Marroquí, por lo que debía
acatarse y aplicarse la resolución 3558 de la ONU de descolonización del Sáhara
Occidental y la autodeterminación de su pueblo (HODGES, 1983: 29).
CAPITULO
III
DESCOLONIZACION
Y CONFLICTO
1. El fin del Sáhara español
El
día 16 de octubre, el rey Hassan II ordenó que 350.000 voluntarios marcharan sobre
el Sáhara Occidental. El 6 de noviembre comenzó la marcha con unos
participantes que portaban ejemplares del Corán y banderas marroquíes, así como
algunas estadounidenses.
La
Marcha Verde fue una estrategia para presionar al Régimen español sobre la
cuestión del Sáhara e impedir celebración del referéndum de autodeterminación (GÓMEZ
BUSTO, 2013: 270). El gobierno español, más preocupado en ese momento por la
salud de Franco, quiso evitar el enfrentamiento con Marruecos, por lo que el
jefe de Gobierno, Arias Navarro, y el jefe del Estado en funciones, Juan Carlos
de Borbón, iniciaron las negociaciones con Rabat, prohibiendo al ejército que
iniciara ningún tipo de acción contra los marroquís y evacuando a la población
civil española del territorio saharaui.
La
Marcha Verde supuso el inicio de una farsa que culminó con los Acuerdos de
Madrid. Estos pactos se firmaron en secreto el 14 de noviembre de 1975 y
constituyeron un acuerdo tripartito entre España, Marruecos y Mauritania, según
el cual, España administraría temporalmente el territorio hasta finales de
febrero de 1976, fecha en la que se retiraría definitivamente del Sáhara
Occidental. El problema de estos pactos es que en ningún momento siguieron el
cauce legal que las Naciones Unidas había dictaminado para llevar a cabo su
descolonización, y, siendo secretos, no fueron publicados en el BOE, por lo que
no adquirieron ni rango de ley, ni efecto jurídico. (GÓMEZ BUSTO, 2013: 270).
De
esta manera, los soldados españoles procedieron a ser evacuados a Canarias
dejando las principales ciudades del Sáhara Español en manos de Marruecos o
Mauritania, y, finalmente, el 14 de abril de 1976, el Sáhara Occidental quedó
oficialmente repartido entre Marruecos y Mauritania. Marruecos obtuvo la parte
del león, dos tercios del territorio, incluyendo los yacimientos de fosfatos de
Bu Craa, y El Aaiún y Smara, las dos principales ciudades. Mauritania, por su
parte, recibió una parte de desierto prácticamente carente de recursos
naturales en el lejano sur, aunque incluía la tercera ciudad en importancia,
Villa Cisneros, que volvió a recuperar el nombre árabe de Dakhla (HODGES, 1983:
32).
2. La ocupación marroquí
La
ocupación del Sáhara supuso el inicio del éxodo de los saharauis, que huían de
la represión marroquí, con la consiguiente creación de los campamentos de
refugiados. Entre diciembre y enero de 1975 unas 40.000 personas marcharon
hacia Argelia, en su mayoría ancianos, niños y mujeres, puesto que los hombres
se habían incorporado al frente. La población exiliada se concentró en Amgala,
Guelta Zemmur, Um Dreiga y, sobre todo, en Tifariti (FUENTE COBO, 2006: 65).
La
política marroquí se basó en atacar a la población civil de los campamentos
empleando, incluso, bombarderos de aviación con napalm. Esta política represiva
alentó aún más, el conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos.
3. El conflicto saharaui: la guerra de resistencia del Frente Polisario
La
mayoría de los españoles se unieron al Frente Polisario para luchar por su
independencia en una guerra contra Marruecos y Mauritania. El 27 de febrero de
1976 el Consejo Nacional Provisional Saharaui proclamó la República Árabe
Saharaui Democrática (RASD), asumiendo el Frente Polisario la tarea de ser
partido, Estado, gobierno y Ejército. (CURREA-LUGO, 2011: 110).
El
pueblo saharaui –tanto el que se había unido al Frente como el de los campos de
refugiados- acogió la proclamación de la independencia con gran alegría. La
resolución 1514 sobre el Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos Colonizados
y la resolución que adoptó la Organización para la Unidad Africana (OUA) el 2
de julio de 1976, según la cual el pueblo saharaui tenía derecho a su autodeterminación
e independencia, dotaron al Frente Polisario de una legitimidad de la que se servirá
para avanzar en su lucha contra la ocupación marroquí (FUENTE COBO, 2006:76).
La temprana proclamación de la independencia constituyó un
gran motivo de alegría para el pueblo saharaui, no obstante, la repercusión
internacional se produjo de forma mucho más lenta. La Organización para la
Unidad Africana (OUA) adoptó el 2 de julio de 1976 una resolución según la cual
el pueblo saharaui tenía derecho a la autodeterminación y a la independencia,
siendo favorables a ella 17 países. El proceso de autodeterminación y
reconocimiento internacional fue muy lento y lleno de trabas debido a la
constante oposición de Marruecos (FUENTE COBO, 2005:71). Los Estados que han
reconocido a la RASD son los siguientes:
AÑO
|
ÁFRICA
|
ASIA
|
HISPANOAMÉRICA
|
OCEANÍA
|
EUROPA
|
1976
|
Argelia
Angola
Benin
Guinea-B Madagascar Mozambique
Ruanda
Togo
|
Corea del Norte
|
|||
1977
|
Seychelles
|
||||
1978
|
Congo
Santo Tomé y P.
Tanzania
|
Yemen del Sur
|
Panamá
|
||
1979
|
Afganistán Camboya
Laos
Vietnam
|
Dominica
Granada
Guayana
Jamaica
Méjico
Nicaragua
Sta. Lucía
|
|||
1980
|
Botswana
Libia
Malí
Sierra Leona
Swazilan
Chad
Zimbabwe
|
Irán
Siria
|
Costa Rica
Cuba
|
Vanuatu
|
|
AÑO
|
ÁFRICA
|
ASIA
|
HISPANOAMÉRICA
|
OCEANÍA
|
EUROPA
|
1981
|
Kiribati
Nauru
Papua
Salomón
Tuvalu
|
||||
1982
|
Isla Mauricio
|
Bolivia
Surinam
Venezuela
|
|||
1983
|
Ecuador
|
||||
1984
|
Burkina
Mauritania
|
Perú
|
Yugoslavia
|
||
1985
|
Liberia
|
India
|
Colombia
|
||
1986
|
Guatemala
República Dominicana
Trinidad
Bélice
|
||||
1987
|
St. Kills
Antigua
|
Albania
|
|||
1988
|
Barbados
|
||||
1989
|
Salvador
Honduras
|
||||
1990
|
Namibia
|
3.1. Fases de la guerra
3.1.1. El Frente Polisario vs. Mauritania
Entre
1976 y 1977, el Polisario va a inmiscuirse en una auténtica guerra de
guerrillas cuyos combates se hacen cada vez más intensos. Se consiguieron
éxitos parciales, pero debe tenerse en cuenta que los saharauis estaban
luchando al tiempo contra dos fuerzas superiores: Marruecos y Mauritania.
Es
por esto por lo que el Frente Polisario decidió atacar primero a Mauritania, el
estado más débil. En julio de 1976, el Frente Popular realizó una incursión
desde el desierto hasta Nuakchott, donde se establece en sus suburbios y ocupa
sus cañones (HODGES, 1983: 37).
El 1
de mayo de 1977 atacarán la ciudad minera de Zueratt, lo que produjo un gran
trastorno en la economía mauritana, al verse comprometida la extracción de
hierro. Además, una partida del Frente Polisario realizó una incursión en el
barrio donde se hospedaban técnicos mineros y trabajadores franceses, poniendo
de manifiesto la debilidad de la defensa mauritana de sus fronteras. Tras esta
acción, Francia se comprometió con Mauritania para la defensa de sus
compatriotas (FUENTE COBO, 2006: 78).
Los
ataques continuaron sucediéndose a lo largo de 1977, mermando el poder de
Mauritania, cada vez más dependiente de la ayuda proporcionada por Marruecos y
Francia. Además, la guerra era cada vez más impopular entre la población del
país y, ante esta situación, el régimen de Mohtar Uld Dadah fue derrocado en
junio de ese mismo año y sustituido por
un Comité Militar de Recuperación Nacional (CMRN), presidido por Mustafá
Uld Mohamed Salec. Salec se declaró dispuesto a resolver el problema del
Sáhara, lo cual causó un gran revuelo en Marruecos, que no aceptaría la
creación de un Estado Saharaui.
Por
su parte, el Frente Polisario recibió con esperanza las declaraciones del CMRN;
sin embargo, tras meses de espera sin resultado alguno, en junio de 1979, el
Polisario continuó con los ataques, que duraron hasta el 5 de agosto de 1979.
En esta fecha se firmaba un acuerdo de paz entre el Frente Polisario y
Mauritania, mediante el cual, ésta última ponía fin a la ocupación del Sáhara (HODGES,
1983:41). El Frente Polisario podía centrarse ahora exclusivamente en
Marruecos.
3.1.2. La reacción de Marruecos: ocupación de Mauritania y nuevas estrategias de guerra. La construcción de los muros
La
respuesta de Rabat no se haría esperar. Marruecos ocupó la zona del Sáhara que
había pertenecido a Mauritania, alegando que ésta última había renunciado a los
principios establecidos en los acuerdos de Madrid. Así pues, las fuerzas armadas marroquíes
tomaron el control de Dakhlay el 14 de agosto, convirtiéndose esta ciudad en la
capital de la nueva provincia marroquí de Río de Oro.
En
1979, el Frente Polisario llevó a cabo la ofensiva de Huari Bumedian, llamada
así por el presidente argelino, que consistió en un ataque a las posiciones
marroquíes del interior del Sáhara además del propio territorio de Marruecos.
El
16 de enero se inició la marcha del Frente Polisario hasta El Aaiún, donde
tuvieron lugar dos días de duros enfrentamientos. El día 28 de ese mismo mes,
las tropas saharauis entraron en Tan Tan y lograron destruir los puestos
militares, así como liberar a los presos saharauis y ocupar la ciudad durante
cuatro horas.
En
los meses siguientes fueron tomados otros pueblos del norte, y en junio el
Frente Popular logró romper las defensas de la ciudad de Assa y atacó de nuevo
Tan Tan. Se sucedieron los combates y en agosto de 1980, el Polisario entraba
en en la ciudad de Smara, segunda ciudad del Sáhara.
Estos
combates, saldados con notables triunfos para el Frente Polisario, pusieron de
relieve la debilidad de Marruecos, igual que pasara con Mauritania. La guerra
estaba resultando ser muy costosa para el gobierno de Rabat y había llegado a
un punto de estancamiento, por lo que era necesario cambiar la estrategia.
Marruecos comenzó a abandonar los puesto de
menor tamaño que durante 1975 y 1976 se habían ocupado y sus tropas empezaron a
agruparse en las ciudades más importantes, que a su vez fueron reforzadas. Los
presencia de tropas marroquíes se triplicó durante la guerra. En 1983, las FAR
contaban con unos 200.000 hombres (HODGES, 1983: 42).
Simultáneamente
a esto, las tropas marroquíes se organizarían en columnas fuertemente armadas y
dotadas de gran cantidad de medios, cuya misión sería la de limpiar el
territorio no ocupado de partidas del Frente Polisario. Se pretendía impedir así
la entrada de tropas del Frente hacia Marruecos. No obstante, la labor de estas
columnas resultó fallida: se hizo necesario otro cambio de táctica. (FUENTE
COBO, 2006: 100).
Durante
el curso de esta guerra de guerrillas, el desgaste iba haciendo mella en
Marruecos. No es descabellado afirmar que hasta la década de los ochenta, la
superioridad militar del Frente Polisario era evidente. No obstante, el curso
de los acontecimientos cambió en el momento en que Marruecos decidió construir
unos colosales muros de unos dos mil kilómetros de longitud que actuarían como
frontera y, sobre todo, como trinchera para las tropas marroquíes. Estos muros
además dificultaron la comunicación de los saharauis que se encontraban a un
lado y a otro del mismo (CURREA-LUGO, 2011: 111).
El
muro comenzó a edificarse en 1981 y su construcción finalizó en 1987, en lo que
se convirtió en una estrategia muy costosa para el gobierno marroquí. Esta
muralla acabaría trazando una línea de norte a sur, reforzada por patrullas y
minas antipersonas, de las cuales se calcula que existen unos 8 millones,
convirtiendo este emplazamiento en uno de los lugares más minados del planeta (GÓMEZ
BUSTO, 2013: 273). Así, se levantaron un total de seis muros, cuya
distribución, según su emplazamiento y año en el que fueron levantados sería la
siguiente (FUENTE COBO, 2006: 104):
1. El primer muro
empieza a construirse en agosto de 1980 y abarcará el Draa hasta las
proximidades del Saac. Este muro protegía la guarnición marroquí situada justo
en la frontera con Argelia. Se construye un segundo muro, ubicado entre Ras el
Janfra a Smara, que pretendía cerrar las vías de entrada hacia El Aaiun y la
zona de Tan Tan. En el año 81 se prolonga el muro desde Smara hacia Bu Craa.
2. El segundo muro
comienza a construirse a finales de 1983 y desde Bu Craa se prolonga hasta
Amgala, desde allí enlaza con el primero de los muros y divide el Sáhara en dos
partes: Saguía el Hamra y Río de Oro.
3. El tercer muro se levanta
entre abril y mayo de 1984, entre Amgala
y las defensas del Saac, quedando incluida dentro del muro la capital saharaui
de Hausa.
4. EL cuarto muro se cimenta
en 1985, entre Amgala y el Saac, englobando a Mahbes, a pocos kilómetros de la
frontera con Argelia.
5. De mayo a
septiembre de 1985, se construye un quinto muro, que constituye la prolongación
del muro de Amgala hacia el Golfo de Cintra, incluyendo Dajala.
6. El sexto y último
muro se construirá en 1987, entre Bir Nzaran
y la frontera mauritana cerca de la Guera, con un total de 600
kilómetros. De esta forma, se prohibió el acceso del Frente Polisario a la
costa saharaui.
3.1.3. Del estancamiento militar a las conversaciones
de paz
Con
la construcción de los muros, Marruecos consigue un alejamiento progresivo de
las tropas saharauis, mientras que asegura un mayor control en las zonas de
dominio. El Frente Popular responderá a la construcción de esta muralla mediante
una serie de auténticas batallas de desgaste en la que emplearon gran cantidad
de medios y de efectivos. No obstante, hacia 1988, el Frente Polisario y las
Fuerzas Armadas Reales (FAR) llevaban doce años de agotadora e ininterrumpida
guerra, por lo que, llegados a este punto, ambos bandos eran conscientes de que
no podrían lograr nada mediante una victoria militar de uno sobre otro.
Cuando
el Secretario General de Naciones Unidas visitó Rabat, el 2 de mayo de 1988, obtuvo
el compromiso de Marruecos de celebrar un referéndum sobre el futuro del Sáhara
(CURREA-LUGO, 2011: 112).
El
22 de noviembre de 1988, la resolución 43/33 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas reafirmaba el derecho del pueblo a decidir sobre su independencia y
autodeterminación, y en 1989, una delegación del Frente Polisario se entrevistó
con Hassan II. En esta entrevista se debatió sobre la celebración del
referéndum y se propuso un cese de las hostilidades. Este hecho alentó las
esperanzas de una solución pacífica al conflicto (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 1).
No
obstante, Marruecos se mantenía a la espera de los acontecimientos, con el fin
de poder ganar el referéndum. Por su parte, el Frente Polisario, contra todo
pronóstico, realizó una serie de ataques: el primero, al muro de Guelta
Zemmour; el segundo, en Hausa; el tercero, en Amgala; y el cuarto, de nuevo en
Guelta. Estos ataques frenaron las negociaciones del referéndum.
Llegado
el conflicto a la década de los noventa, se ponía de manifiesto cada vez más la
necesidad de dar a una solución a tan pesada carga. El 29 de abril de 1991, el
Consejo de Seguridad de la ONU, mediante la Resolución 690, aprobaba el informe
presentado por el Secretario General, que establecía un pacto de paz que
permitiese la realización de un referéndum. Igualmente, este proceso exigía el
establecimiento de una Misión de Naciones Unidas en el Sáhara Occidental. Esta misión recibió
el nombre de MINURSO,y sería dirigida por un representante especial, un grupo
militar, otro policial y otro civil (FUENTE COBO, 2006: 130).
Comenzaba
un período de transición que debería terminar con la publicación de los
resultados del Referéndum. A partir de 1992 no se produjeron conflictos en el
Sáhara. Sin embargo, el proceso de paz ha pasado por diferentes períodos hasta
la actualidad (MARTÍNEZ CARRERAS, 1995: 98).
3.2. Fases de la paz
3.2.1. El Plan Baker y otros intentos de acuerdo
El 3
de septiembre de 1998 se cerró el proceso de identificación de las solicitudes
para participar en el referéndum. Según los criterios de identificación
establecidos en el plan de paz de MINURSO, son saharauis aquellos que ya fueron
incluidos en el censo español de 1974. De las 147.249 solicitudes, sólo 84.249
fueron declaradas aptas, con lo cual, unas 80.000 personas inscritas
presentaban un dudoso origen saharaui, por lo que el Frente Polisario no lo
aceptaría.
En
1997 se expuso el Plan Baker, denominado así por haber sido formalmente
propuesto por James Baker, representante del Secretario General Kofi Annan. El
Plan Baker proponía la autonomía saharaui dentro de Marruecos y la convocatoria
de un referéndum en cinco años. Este plan también fue rechazado por el Frente
Polisario (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 4)..
En el año 2002 se
propusieron entonces cuatro vías de solución:
1. Convocatoria
de un referéndum: rechazada por Marruecos.
2. División del
territorio entre Marruecos y el Frente Polisario en base a los límites
establecidos en 1975: rechazado por Marruecos y el Frente Polisario.
3. Aplicación
del Plan Baker: rechazado por el Frente Polisario.
4. Retirada
de la Minurso: rechazado por el Consejo de Seguridad.
3.2.2. El Plan Baker II
Ante
la imposibilidad de aceptar ninguno de estos planes James Baker propuso en el
año 2003 un nuevo plan de autodeterminación que suponía el proceso de
elecciones autonómicas con votantes identificados como saharauis. Las
competencias de gobierno se repartirían entre Maurruecos y el Frente Polisario
y tras cinco años se decidiría el futuro del Sáhara en un proceso de
autodeterminación. Este plan fue rechazado y Baker renunció a su cargo, siendo
reemplazado por el belga Peter Van
Walsun (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 5).
3.2.3. Últimas tentativas de paz en el Sáhara
En
el año 2006, Hassan II fue sucedido por Mohamed VI, el cual ofreció a las
Naciones Unidas solucionar el conflicto ofreciendo al Sáhara la categoría de
autonomía incorporada dentro de Marruecos. No obstante, la hipotética soberanía
de Marruecos sobre el Sáhara Occidental ni fue ni ha sido reconocida por las
Naciones Unidas, mientras que unos setenta países han reconocido a la República
Saharaui (CURREA-LUGO, 2011:110).
En
2007 el Frente Polisario y Marruecos volvieron a reunirse. El Frente Polisario
insistió en su autodeterminación, mientras que Marruecos se mantuvo firme en su
postura de gobernar el Sáhara mediante una autonomía administrativa, por lo que
la situación continuaba estancada. Durante el año 2008, continuaron las
reuniones, no obstante, nada concluyeron
y la situación continuó es punto muerto (LÓPEZ GARCÍA, 2007: 7)..
A
finales de ese mismo año, el Frente Polisario celebró su XII Congreso en el que
se planteó volver a la lucha armada en caso de que las reuniones no prosperaran
hacia la tan anhelada autodeterminación. Será precisamente en estas fechas
cuando se produzca la muerte de un policía marroquí a manos de un grupo de
manifestantes saharauis, siendo la primera muerte del conflicto más de 15 años (CURREA-LUGO,
2011: 114).
En
2009 fracasaría la cuarta ronda de negociaciones, puesto que el Frente
Polisario rechazó al enviado de las Naciones Unidas, Peter Van Walsum, acusado
de favorecer a Marruecos. Éste fue sustituido por el norteamericano Christopher
Ross (FUENTE COBO, 2011:19).
En
octubre del 2010, coincidiendo con el 35 aniversario de la Marcha Verde, el rey
Mohamed VI se dirigió a la población en un discurso en el que volvió a hablar
sobre la regionalización del Sáhara y su administración como provincia (FUENTE
COBO, 2011: 21). Marruecos y el Frente
Polisario volvieron a reunirse sin concretar nada.
Finalmente,
el 27 de abril 2011, por la Resolución 1979 el Consejo de Seguridad, se renovó
el mandato de la MINURSO, reconociendo que, en caso de no llegar a un acuerdo,
debería mejorarse por lo menos la situación de los derechos humanos en el
Sáhara Occidental.
3.3. El papel de la ONU en el conflicto
Las
decisiones que ha tenido que tomar la ONU con respecto al conflicto del Sáhara
Occidental se iniciaron a partir de los procesos de descolonización del
continente africano durante la década de los sesenta. Así pues, por medio de la
resolución 1514 de 1960, la ONU se pronunció sobre el papel que debían tomar las naciones colonizadoras con respecto a la
independencia de las naciones africanas. No obstante, el conflicto del Sáhara
se ha configurado como uno de los más difíciles de solucionar y longevos en el
tiempo, puesto que ninguna de las partes están dispuestas a ceder en sus intereses
y pretensiones (GONZÁLEZ et alii,
2009:113).
El
Sáhara Occidental ha sido objeto de estudio por el Consejo de Seguridad de la
ONU. La Asamblea General ha reafirmado el derecho del pueblo saharaui a su
determinación y el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales (MARIÑO
MENÉNDEZ, 2005:157). La ONU ha intervenido en el conflicto del Sáhara mediante
resoluciones del Consejo de Seguridad y
de la Asamblea General sobre la posición que deberían tomar cada una de las
partes del conflicto. Uno de los mayores aportes de la ONU para la resolución
del conflicto fue la creación de la llamada MINURSO, Misión de las Naciones
Unidas para el Referendo en el Sáhara Occidental, que si bien ha logrado la
presencia permanente de la ONU en la región, no ha conseguido poner punto y
final al conflicto saharaui (GONZÁLEZ et
alii, 2009:114).
Por
medio de la solicitud realizada por las Naciones Unidas a España en el año
1965, España debía ceder su intervención en el Sáhara Occidental y realizar un
referéndum. Sin embargo, debido a la negativa de Marruecos, este referéndum
nunca pudo llevarse a cabo. A partir de 1975 la ONU buscará establecer la
democracia en el Sáhara mediante pronunciamientos de carácter jurídico
(GONZÁLEZ et alii, 2009:115).
Durante
los años 1974-1975 la ONU solicitó una opinión consultiva a la Corte
Internacional de Justicia acerca de la situación jurídica del territorio. La
Corte Internacional de Justicia extrajo dos grandes conclusiones (GONZÁLEZ et alii, 2009:115):
1) El
Sáhara Occidental no es una tierra sin dueño, puesto que ya existían
asentamientos antes de la llegada española a la tierra.
2) La
Corte Internacional de Justicia no acepta el argumento que Marruecos utiliza
para dar legitimidad a su ocupación en el Sáhara, basado entre jefes de las
tribus de la región y monarcas marroquíes.
A
comienzos de 1976, una vez retirada la administración española del territorio
saharaui, la situación jurídica internacional del territorio sería la siguiente
(MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:153):
a) El
Sáhara seguía siendo territorio no autónomo.
b) Marruecos
y Mauritania tenían la condición de potencias administradoras temporales.
c) España
se había desligado de toda responsabilidad de carácter internacional con
relación a la administración del territorio.
d) El
pueblo saharaui reclamaba el principio de libre determinación.
e)
En 1988 el Secretario General de Naciones
Unidas junto con el Presidente de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno
de la Organización de la Unidad Africana presentaron un “Plan de Arreglo” cuyos
principales puntos eran los siguientes (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:154):
f) El
compromiso a organizar un referéndum justo e imparcial.
g) El
nombramiento de un representante por el Consejo de Seguridad con la
responsabilidad de velar por el buen funcionamiento del referéndum.
h) La
proclamación de un alto al fuego, supervisado por un grupo de observadores de
Naciones Unidas.
i) Las
Naciones Unidas vigilarían el funcionamiento del referéndum, cuyos votantes
serían aquellos inscritos en el censo realizado en 1974 por las autoridades
españolas.
j) Una
vez terminado el censo, en pueblo saharaui elegiría libre y democráticamente la
independencia o integración con Marruecos.
k) Este
Plan de Aplicación estaría dirigido por la MINURSO.
La
llegada de la MINURSO al Sáhara Occidental surge de la necesidad de la ONU de
garantizar la transparencia del referéndum y de velar por los derechos humanos.
A partir de su creación, una de las
principales tareas de la MINURSO fue supervisar el alto el fuego en el
territorio saharaui, si bien, este alto el fuego no se manifestó de forma
total, puesto que continuó habiendo hostilidades (GONZÁLEZ et
alii, 2009: 117). Nuevas precisiones fueron añadidas a las funciones de la
MINURSO, como el regreso de los refugiados con derecho a votar, la mediación
para la liberación de los presos políticos y la garantía de la vida y los
derechos humanos en territorio saharaui (MARIÑO MENÉNDEZ, 2005:157).
La
MINURSO sigue establecida en el Sáhara, no obstante, sus funciones se han ido
prorrogándose y el proceso de paz ha quedado paralizado desde 1996, ante el
incumplimiento de Marruecos de consentir la realización de referéndum. El
trabajo de la ONU en el conflicto del Sáhara Occidental ha sumado esfuerzos
para contribuir a consolidad la paz en la región, esfuerzos no exentos de
numerosas trabas por parte de Marruecos, del Frente Polisario, no obstante, la
ONU no debería tener ninguna limitación para ejercer su autoridad ante ciertas
situaciones. Las acciones de la comunidad internacional y de la ONU deberían
ser fundamentales para lograr una solución definitiva al conflicto del Sáhara
Occidental (GONZÁLEZ et alii,
2009:119).
Por
lo tanto, el papel de la ONU ha sido permanente y constante en la región, con
múltiples iniciativas plasmadas en sus pronunciamientos o resoluciones.,
fomentando el diálogo en las partes involucradas en el conflicto, sin embargo,
no se ha logrado el acuerdo de las partes implicadas en el conflicto. Además
los intereses internacionales en el territorio, como los fosfatos y los recursos
pesqueros hacen aún más complejo lograr un consenso de todos los países
implicados en el conflicto, dados los intereses que las potencias presentan en
el territorio y hacen del territorio del Sáhara constituye aún un territorio no
autónomo.
4. La situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental
La lucha territorial entre Marruecos y la RASD ha traído como
consecuencia importantes violaciones de derechos humanos en el territorio. La
Constitución de Marruecos del año 2011 incorporó algunas cuestiones sobre
derechos humanos en el territorio saharaui. No obstante, estas disposiciones no
se tradujeron en avances sobre la mejora de los derechos humanos de la
población. Muestra de ello son las sentencias que el gobierno marroquí aplicó
en el año 2013 sobre un grupo de 25
saharauis por haberse manifestado pacíficamente, siendo nueve de ellos
condenados a cadena perpetua. En cualquier caso, tampoco deben olvidarse las
cuestiones humanitarias anteriores al “alto al fuego”, como el bombardeo de
población civil o la creación de fosas comunes en las que reposan muchos
miembros del Polisario (MARTÍN BERISTAIN, 2013).
Otro ejemplo de esto lo encontramos en los sucesos de Gdeim Izik,
un campamento de unas 6500 tiendas
levantadas por los saharauis en señal de protesta contra las condiciones
sociales y económicas del Sáhara Occidental. Cuando las autoridades marroquíes
se dispusieron a desmantelar el campamento se produjeron duros enfrentamientos
que se saldaron con la muerte de al menos dos civiles saharauis (GARCÍA FACHAL,
2015: 27).
Además, hay que destacar que Marruecos ejerce una soberanía en el
80% del territorio saharaui, por lo que a veces los Organismos
Internacionales no separan el territorio
saharaui de Marruecos a la hora de elaborar sus informes. A esto hay que añadir
que la misión de la ONU en el Sáhara Occidental, (Minurso) no tiene mandato
para elaborar un informe sobre la situación de los derechos humanos en las
zonas controladas por el Frente Polisario (GARCÍA FACHAL, 2015:14).
Las restricciones que Marruecos impone sobre el Sáhara Occidental
y los derechos políticos constituyen el principal problema del territorio.
Atentar contra el rey, la monarquía o la soberanía que Marruecos defiende sobre
el Sáhara Occidental constituye la pena máxima por parte del gobierno de
Marruecos. Libertades de prensa, de
reunión, de asociación, detenciones arbitrarias, encarcelamientos y abusos
físicos y verbales sobre los detenidos son algunas de las violaciones de
derechos humanos que se cometen en el territorio saharaui (GARCÍA FACHAL,
2015:15)
Según
el último Informe Mundial sobre la
situación de los Derechos Humanos, en el Sáhara se producen las siguientes
violaciones de derechos humanos:
- Libertad de expresión: la ley de prensa contempla
penas de prisión por la difusión de información falsa que pueda perturbar el
orden público. Las autoridades marroquíes ordenaron el cierre de Al Jazeera en el año 2010 por
cubrir el conflicto del Sáhara Occidental.
Con
respecto a internet, en el territorio del Sáhara Occidental no hay acceso a
internet y a menudo los medios de comunicación y blogueros que mantienen el
derecho a la independencia del Sáhara son autocensurados. (GARCÍA FACHAL,
2015:16).
- Libertad de reunión: las
fuerzas de seguridad del Sáhara Occidental reprimen de forma rutinaria
cualquier reunión que sea considera hostil a la soberanía de Marruecos sobre el
Sáhara. Además, el Ministerio de Interior Saharaui
requiere un permiso para llevar a cabo una manifestación que nunca o casi nunca
se concede para manifestaciones de temática política. Igualmente, la policía
tiende a dispersar grandes reuniones.
- Libertad de Asociación: las autoridades marroquíes
niegan el reconocimiento legal a las organizaciones saharauis de derechos
humanos que apoyen la independencia del Sáhara Occidental.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el pasado año 2013, cuando el
gobierno marroquí no permitió al Colectivo Saharaui de Defensores de los
Derechos Humanos registrarse como organización no gubernamental (GARCÍA FACHAL,
2015:19)
- Torturas y tratos inhumanos o degradantes: los
tribunales privan de un juicio justo a los acusados en caso que tengan que ver
con la seguridad del territorio saharaui. En febrero de 2013, el Tribunal
Militar de Rabat condenó a 25 hombres saharauis a penas de cárcel, incluyendo
nueve cadenas perpetuas, tras declararlos culpables por cargos derivados de la
violencia que se desató el 8 de noviembre de 2010, cuando las fuerzas de
seguridad desmantelaron el campamento de protesta de Gdeim Izik, en el Sáhara
Occidental.
Por lo que respecta a los campos de
refugiados, son el resultado del éxodo de buena parte de la población saharaui
desde 1975. Argelia abrió las puertas a los exiliados y les permitió instalar
en su territorio, en la hamada, el
lugar más inhóspito del desierto, sus campamentos (MARTÍN BERISTAIN, 2013).
Miles de personas siguen viviendo,
cuarenta años después, de forma totalmente provisional e inestable, gracias a
la ayuda humanitaria de diversos organismos, como Amnistía Internacional o
UNICEF (DUFFIELD, 2008:4). La cuestión es que toda una generación de saharauis
ha nacido y crecido en un campo de refugiados, por lo que no se cansan de
reclamar un acuerdo que permita a sus familias volver a sus casas o, por lo
menos, buscar un hogar estable.
La
tortura y los malos tratos son utilizados para obtener concesiones,
especialmente a los defensores de la independencia saharaui. Durante las
manifestaciones o cualquier tipo de protesta de carácter independentista, se
han llevado a cabo incidentes y tratos degradantes. Cabe destacar también el difícil
acceso de los familiares a la prisión de El Aaiún, única prisión en todo el
territorio (GARCÍA FACHAL, 2015:16)
- Prisiones y centros de detención: las prisiones
de Marruecos no cumplen con los estándares internacionales. Entre las carencias
que éstas presentan se encuentran el hacinamiento, la falta de acceso a los
servicios de salud, la falta de higiene y de nutrición y el abuso físico, del
que antes hemos hablado.
- Arresto y detenciones arbitrarias: durante las
grandes manifestaciones y protestas a favor de la independencia, se han llevado
a cabo numerosas detenciones arbitrarias, a pesar de la prohibición de éstas.
Según García Fachal (2015:16), durante el año 2014 se llevaron a cabo164 quejas
a las autoridades sobre impunidad policial y detenciones arbitrarias.
- Libertad de Movimiento: no existen
indicios de que se restrinja la libertad de movimiento de los saharauis que
viven en los campamentos al Sáhara Occidental, sí que hay constancia de que
éstos lo hacen a escondidas del Frente Polisario por miedo a posibles
represiones.
El informe de Human Rights Watch titulado “La situación de los
derechos humanos en el Sahara Occidental y los campamentos de refugiados de
Tinduf” hacía las siguientes recomendaciones:
1. Al Consejo de Seguridad de la ONU:
Ampliar el mandato de la MINURSO para que incluya la investigación
sobre la posible violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
2. Al Gobierno de Marruecos:
Permitir la observación en el territorio de las condiciones de los derechos humanos. Revisar
en el código los artículos sobre la penalización del código de prensa, de la
Ley de Asociaciones o cualquier otra ley que penalice expresiones o actividades
políticas. Procesar a los agentes públicos implicados en actos de tortura.
3. A los campamentos de Tinduf:
Garantizar en todo momento el respeto por los derechos humanos en
los residentes de los campamentos.Realizar una verificación sobre el terreno
por parte de organizaciones y Organismos Internacionales de derechos humanos
ante las denuncias de abusos contra los derechos humanos administrados por el
Frente Polisario.
4. Al Frente Polisario:
Permitir la verificación sobre el terreno de las condiciones de los derechos humanos en
los campamentos de Tinduf y en la parte
del Sáhara Occidental controlada por el Frente. Garantizar los derechos de
asociación, asamblea y expresión y movilidad de los residentes en los
campamentos. Cumplir su promesa de erradicar cualquier vestigio de la
esclavitud en los campamentos educando a los residentes y a todos los
funcionarios públicos, animando a que denuncien estas conductas e investigando
dichas denuncias.
5.
Al gobierno de
Argelia:
Permitir la verificación sobre el terreno de las condiciones de
derechos humanos en los campamentos de Tinduf por parte de un mecanismo
competente de las Naciones Unidas. Modificar su posición aparente de cesión al
Frente Polisario de la responsabilidad de la protección de los derechos humanos
de la población de los campamentos de refugiados de Tinduf.
5. Relaciones internacionales: los actores del conflicto
Son muchos los países que han
intervenido en el conflicto del Sáhara a lo largo su historia. A continuación
se presenta una síntesis de los principales actores internacionales que han formado
parte de la cuestión y la forma en la que lo han hecho.
ESPAÑA
Su
principal papel es el de potencia colonizadora. Como se ha comentado, la
situación política española provocó una marcha rápida y poca participación en
la solución del conflicto.
España
está directamente implicada en el conflicto del Sáhara desde sus inicios, por
lo que presenta motivos contundentes para no poder desentenderse de su
solución. A su vez, los partidos políticos españoles se han servido de la
cuestión del Sáhara como medio para hacer oposición (VAQUER I FANÉS,2007:126).
La
muerte del dictador Franco el 20 de noviembre de 1975 abrió paso a una nueva
etapa política cuyos protagonistas heredarían el conflicto del Sáhara. Así
pues, la izquierda encarnada por el Partido Comunista y el PSOE negó el valor
jurídico de los Acuerdos Tripartitos por ir en contra de la legalidad
internacional y los principios y pactos asumidos por el Estado Español. El
propio Felipe González visitó los campos de Tinduf, donde prometió “luchar por la
autodeterminación del pueblo saharaui hasta el final”, o lo que es lo
mismo, su apoyo al Frente Polisario. El
programa electoral del PSOE en 1977 defendía una política de amistad con
Argelia en detrimento de Marruecos, a los que calificaba como reaccionarios
(VAQUER I FANÉS, 2007:127).
El
gobierno de Adolfo Suárez se centró en iniciar el camino de España hacia la
integración europea, por lo que el conflicto del Sáhara quedó en un segundo
plano. Según el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Ojeda, la responsabilidad
española sobre el Sáhara había acabado con la retirada de las tropas en febrero
de 1976. En este contexto de desentendimiento, en el que el proceso de
descolonización había quedado incompleto, el PSOE y el PCE, reconocieron el
Frente Polisario. Por su parte, la oposición de derechas insistía al gobierno
en que diferenciase al Frente Polisario del pueblo saharaui, cuya
autodeterminación había que defender (VAQUER I FANÉS, 2007: 129). Podemos
concluir que en estos años había un cierto consenso en torno al derecho de
autodeterminación del Sáhara, no obstante, mientras el PSOE estaba más cerca
del Frente Polisario, el centro y la derecha estaba más preocupado por no
irritar a Marruecos.
Con
la llegada del PSOE al gobierno, éste actuó con una máxima cautela, pues no
apoyó al Frente Polisario, no se reconoció la RASD y no se denunciaron los
Acuerdos Tripartitos de Madrid, además se admitió el reconocimiento de la
Administración maroquí en el territorio del Sáhara. Con estos hechos, el
gobierno socialista marcó un giro en su política saharaui y se acercó más a
Marruecos (VAQUER I FANÉS, 2007:131).
La
política del PSOE descontentó al Frente Polisario. En 1983, se firmó en España
un acuerdo pesquero que incluía las aguas del Sáhara Occidental, lo que provocó
sucesivos ataques del Frente Polisario a barcos pesqueros españoles, lo que se
saldó con la expulsión de los responsables del Frente Polisario en España y la
clausura de sus oficinas. El Frente Polisario se convertía de ahora en adelante
en un grupo hostil para Felipe González. El PCE, por su parte, reclamó el
reconocimiento de la RASD y recriminó al PSOE el abandono del Frente Polisario
a favor de una mejor relación con Marruecos (VAQUER I FANÉS, 2007:132).
En
1996 el
Partido Popular llegó al poder y con ello, un deterioro de la relación
con Marruecos durante el gobierno de José María Aznar. En primer lugar, España
no apoyó el Plan Baker I, que preveía una amplia autonomía saharaui bajo
soberanía marroquí, además, el gobierno español inició una serie de duras
declaraciones contra Marruecos acusándolo de ineficaz ante la llegada masiva de
pateras a las costas españolas y por la ruptura de las negociaciones para el
Acuerdo de Pesca en el año 2001. La crisis llegó a su punto fuerte con los
incidentes del islote de Perejil, ocupado conjuntamente por fuerzas armadas
marroquíes y españolas. El PP no había apoyado abiertamente al Frente
Polisario, sin embargo, la sucesión de estos hechos dotaron a José María Aznar
de una imagen antimarroquí (VAQUER I FANÉS, 2007:136).
En
el año 2004, el PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, llega
al gobierno. EN mayo de 2005 la cuestión del Sáhara vuelve a salir a la luz,
cuando las fuerzas de seguridad marroquíes reprimieron duramente
manifestaciones y protestas saharauis. Marruecos presentó al gobierno español
un plan de autonomía para el Sáhara que, no obstante, no contemplaba la
posibilidad de la autodeterminación del pueblo saharaui. Por su parte, el PSOE,
incitó a Marruecos a hacer una referencia en la autodeterminación del pueblo
saharaui, y además, acusó al Frente Polisario de mantener una postura muy
cerrada con respecto a la propuesta marroquí. Al mismo tiempo, el Partido
Popular criticó el alineamiento del gobierno del PSOE con Marruecos al mismo tiempo
que intentó acercarse a los movimientos de apoyo al pueblo saharaui (VAQUER I
FANÉS, 2007:137).
En
definitiva, España ha intentado mantener una relación neutral en el conflicto,
puesto que también tiene intereses comerciales en Marruecos y en Argelia, por
lo que no ha vuelto a pronunciarse sobre
la autonomía saharaui (ZOUBIR, 2008:7). El pasado año 2015 se cumplieron 40
años de la Marcha Verde.Mohamed Abdelaziz,
líder del Frente Polisario y Presidente de la República Árabe Saharaui
Democrática (RASD) arremetió en una rueda de prensa que concedió en Madrid
contra Marruecos, España y Francia, por ser los países que obstaculizan una
solución al conflicto del Sáhara Occidental.
MARRUECOS
El
conflicto del Sáhara apareció en 1975, durante la Guerra Fría, por lo que el
mundo se dividió entre aquellas naciones en la órbita de influencia
estadounidense o en la comunista, y, la guerra del Sáhara Occidental se vio
comprometida por esta polarización.
Así
pues, Marruecos se afianzaba en el lado occidental, coadyuvando coadyuvó a la
derrota de las fuerzas comunistas en África, por lo que obtuvo el apoyo militar, político y
financiero de Estados Unidos y de Francia ((ZOUBIR, 2008:1)
Marruecos
no percibe el conflicto del Sáhara como una lucha por la autodeterminación y
descolonización del territorio saharaui, sino como una cuestión de unidad
nacional: para Marruecos, la recuperación de las provincias del Sur, es decir,
el Sáhara Occidental, es su principal objetivo. La posesión de Marruecos es
totalmente opuesta a Argelia, a los saharauis y a la mayoría de los países
africanos
ARGELIA
Argelia
no estaba aliada con ninguno de los bloques que competían por la hegemonía
mundial, pero sí se asoció puntualmente con la Unión Soviética. Se opuso a la
ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos. Argelia había obtenido
su independencia en 1962 y ahora mostraba su apoyo a la creación de un Estado
independiente saharaui (HODGES, 1983:66).
FRANCIA
Marruecos
se apoyó desde los inicios del conflicto en la ayuda francesa. Francia es el
primer socio comercial de Marruecos, además de tener cerca de un 70% de
inversiones en el país. Además, los galos rechazaron un Estado saharaui
influido por Argelia, lo cual desestabilizaría a Marruecos y haría peligrar sus
inversiones (HODGES, 1983: 67).
A
pesar de esto, Francia ha mantenido una política ambigua con respecto a
Argelia, evitando las confrontaciones con el país, puesto que los recursos
petrolíferos y el gas natural de Argelia no pasan desapercibidos a las relaciones comerciales de Francia ((ZOUBIR,
2008:3).
Tanto
Estados Unidos como Francia han afirmado ser neutrales en el conflicto de
Sáhara desde sus inicios, no obstante,
ambos países han suministrado una ayuda militar masiva a las fuerzas
armadas marroquíes, por lo que la ayuda militar les hace cómplices del
conflicto colonial (HODGES, 1983:63).
ESTADOS UNIDOS
Estados
Unidos ha sido un aliado estratégico de Marruecos, con el que mantiene buenas
relaciones, al considerarle uno de los pocos países árabes que tiene buenas
relaciones con Israel. Durante la Guerra Fría, Marruecos ejerció de defensa
contra el comunismo. Estados Unidos consideraba la monarquía marroquí como un
símbolo de estabilidad frente al comunismo (ZOUBIR, 2008:1).
Los
principios retóricos sobre los que se basa la política de Estados Unidos con
respecto al Sáhara Occidental siguen siendo los mismos que al inicio del
conflicto armado: se reconoce la necesidad de que se aplique un principio de
autodeterminación del pueblo saharaui, no obstante, se abstiene de opinar sobre
si ha habido o no un acto de autodeterminación en el Sáhara, si bien no
reconoce que los Acuerdos de Madrid de 1975 hayan supuesto un traspaso de la
soberanía sobre el territorio a Marruecos. La motivación de esta política de
abstención es la de evitar enemistarse con Marruecos y Argelia, países que los
que mantiene estrechas relaciones comerciales. (FELIU, 2013:165).
Estados
Unidos desde antes de la guerra entre Marruecos y el Sáhara Occidental
suministraba armamento y adiestraba a una cantidad importante de fuerzas
marroquíes. En el período de 1974-1975 Estados Unidos se convirtió en uno de
los principales proveedores de armas.
En 1980 Ronald Reagan
llega a la presidencia de Estados Unidos y muestra su incondicional apoyo a
Marruecos frente a Argelia y el Frente Polisario, considerados por Estados
Unidos como socialistas revolucionarios. Además, Estados Unidos se negó a establecer contactos con el Frente Polisario
(FELIU, 2013:166).
En
la década de los 90, con la aprobación del Plan de Paz, Estados Unidos se
mostró partidario de apoyar las negociaciones, a pesar de seguir suministrando
ayuda económica y militar a Marruecos.
Sin embargo, durante la administración Bush, el asunto de las violaciones de
derechos humanos en Marruecos adquiere mayor relevancia. Algunos de los casos
más graves comienzan a ser difundidos de forma masiva, por lo que la
administración Bush no puede negar la evidencia a pesar del apoyo que ofrece a
Marruecos (FELIU, 2013:174). Por lo tanto, a pesar de una relativa neutralidad,
Estados Unidos ha mantenido a lo largo del conflico una estrecha relación
militar y económica con Marruecos.
MAURITANIA
Tras
su intervención en el conflicto, la política exterior de Mauritania ha seguido
una línea muy inconstante, debido a los continuos cambios de gobierno, y ha
relegado a un segundo plano las relaciones con el Sáhara Occidental.
RÉPUBLICA ÁRABE SAHARAUI DEMOCRÁTICA
La
ONU ha reconocido a las RASD a nivel internacional, y que en su Carta de
Proclamación se considera “un Estado libre, independiente y soberano, regido
por un sistema nacional democrático, árabe, de tendencia unionista, de
confesionalidad islámica, progresista”.
LA
RASD es la protagonista de un conflicto que aún está por terminar. Los tratados
de paz, los referéndum que puedan llegar a plantearse deben buscar como
finalidad el reconocer un Estado que tiene ya cuarenta años de Historia propia
y que aún no ha podido ocupar su lugar dentro de la sociedad internacional.
CONCLUSIONES
HISTORIA DE LA
DESMEMORIA
Desde
1975, la situación en el Sáhara no ha cambiado ostensiblemente: se ha mantenido
el alto al fuego firmado a principios de los 90, pero la ocupación que ojos de
los tribunales de justicia internacionales es ilegal, se ha mantenido,
probablemente por el consentimiento de las potencias occidentales.
Marruecos
dirige desde detrás de un muro la represión y el control de un territorio sobre
el que nunca ha tenido potestad. Hace caso omiso de las peticiones de la ONU y
no busca el acuerdo con el Frente Polisario para hacerle entrega de un
territorio que, está claro, no quiere ser parte de Rabat.
Las
sucesivas propuestas de paz y vías de negociación que se han planteado a lo
largo del tiempo únicamente parecen alejar al pueblo saharaui de su derecho a
decidir, porque cada día parece más evidente que la solución al conflicto
pasará por un acuerdo en el que, tanto Marruecos como el Polisario, habrán de
ceder.
¿Qué
ha llevado al Sáhara Occidental a tantas dificultades para conseguir su
libertad? Como hemos intentado plantear desde el principio, ni la colonización
ni la descolonización del Sáhara se han producido en condiciones normales.
España se hizo cargo de la coloniza africana como respuesta al malestar
nacional por la pérdida de las colonias de Ultramar y, sobre todo, por el miedo
a perder la propiedad de las Canarias.
La nostálgica y pesimista generación del 98 tomó posesión del Sáhara y
se olvidó de él hasta que pudo sacarle algún tipo de partido con las
prospecciones mineras de fosfato.
La
salida de España del Sáhara, dos semanas antes de la muerte de Franco, supuso
que el gobierno en funciones de aquel momento estuviera más pendiente de evitar
tensiones internacionales que pudieran sumarse a los difíciles momentos que
vivía la sociedad española en noviembre de 1975. Esto hizo que la metrópolis se
olvidará de todos esos individuos que guardaban su DNI español y reclamaban
libertad, autodeterminación, nación…
España,
que no se había preocupado ni siquiera de que su salida del Sáhara fuera
honrosa, tampoco intervino para dejar a esos ciudadanos que habían formado
parte del país lo mejor situados posible. España no supo sacar partido de la
situación; probablemente, tampoco supo comportarse.
El
problema es que, hoy en día, la política española se mantiene al margen de la
vertiente política del conflicto por temor a empeorar las relaciones con
Marruecos y otros países árabes. Únicamente vislumbramos del Sáhara una parte
humanitaria que, por otro lado, debería haber sido responsabilidad nuestra.
Pero aunque tragedias como la de los refugiados han propiciado la presencia de
un importante número de centros de apoyo
al pueblo saharaui, parece claro que no vamos a hacer más.
Si
bien la ONU se ha encargado de propiciar la descolonización en todos aquellos
estados sometidos a potencias extranjeras, el caso del Sáhara parece habérsele
ido de las manos. El Sáhara es uno de los pocos espacios pendientes de ser
descolonizados, pero mientras la comunidad internacional no asuma sus
responsabilidades e inste al gobierno marroquí a respetar la legalidad, no
habrá solución posible.
Marruecos
debe propiciar, por de pronto, un canal de información más abierto que el que
existe actualmente y, por tanto, más honesto. Debe permitir la entrada de
instituciones de ayuda a la población saharaui y debe poner en marcha un
planteamiento viable para solucionar el problema, porque, como plantea Nadal
(MARTÍN BERISTAIN, 2013:10), mientras los organismos políticos no toman
medidas, “todo un pueblo –muchos de cuyos integrantes tuvieron DNI español-
sigue soportando el más terrible de los destierros en la más desolada esquina
del Sáhara”.
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[1] Algún autor propone que la
descolonización debe ser entendida como un hecho histórico, en tanto que el
Estado Romano, por ejemplo, también fundó colonias por todo Europa en su
expansión territorial. No tendremos en cuenta esas consideraciones: como la mayoría
de la literatura científica, utilizaremos el término “descolonización”
únicamente para referirnos al proceso que ha tenido lugar en época
contemporánea (MARTÍN DE LA ESCALERA, 1959:177).
[2] La nomenclatura de Tercer Mundo
responde a la visión dual propia de la Guerra Fría, que entendía como Primer
Mundo al bloque capitalista y como Segundo, al Comunista.
[3] Esto nos lleva a preguntarnos quién
es saharaui: el Frente Polisario probablemente considere saharaui a los
individuos autóctonos del Sáhara Occidental, mientras que el gobierno de
Marruecos entenderá que también son saharauis aquellos grupos que se han
trasladado desde el Norte. Ahora bien, ¿qué ocurre con los individuos nacidos
en territorio saharaui de padres inmigrantes? ¿Qué consideración tienen ante
las autoridades de los dos territorios?
[5]Se trata
de un periodista nacido en 1942, perteneciente a la tribu Erguibat, aunque con
nacionalidad marroquí, que ha sido considerado el padre del nacionalimo
saharaui.